Página 61 del número 112, de septiembre de 2005
Tentación sin techo Que los descapotables estuvieran a punto de desaparecer en los años 70 ya no es más que un recuerdo, porque desde los 90 se inició una espectacular recuperación de este nicho de mercado, donde se han triplicado las ventas en la última década, con más de medio millón de unidadades anuales en Europa. El principal país de estos modelos es Alemania, seguido más de lejos por Gran Bretaña, Italia y Francia. En España las ventas anuales superan ya los 12.000 coches. Para los expertos en márketing, los motivos por los que se compra un descapotable son que el cliente quiere diferenciarse con un vehículo distinto, el placer de viajar a cielo abierto, la sensación de libertad y la búsqueda de emociones. Por eso no resulta extraño que casi todas las marcas ofrezcan hoy en día modelos descapotables en sus gamas. La oferta es muy amplia y nos encontramos desde los 13.000 euros de un Smart Fortwo Cabrio hasta los más de 170.000 euros de un Ferrari 360 Modena Spider o los 351.000 de un Bentley Azure. Desde luego, hay donde elegir. Dentro de esta oferta podemos distinguir los descapotables de toda la vida, los de capota de lona, de los llamados Coupés Cabrio. Los primeros también han visto evolucionar sus capotas de forma notable, tanto el mecanismo para descapotar (prácticamente son todas electrohidráulicas), como el material del que están hechas. Además, las capotas de lona actualmente permanecen constantemente tensas, gracias a las correspondientes uniones con el varillaje, que impiden las deformaciones de antaño al conducir a alta velocidad y aislan de la temperatura exterior o de los ruidos, como un techo duro, gracias a que muchas ya están compuestas de varias capas de tejido. Entre estos descapotables al estilo clásico tenemos los nuevos Nissan 350 Z Roadster, el Saab 9-3 o el Mini. Pero hay otra moda, no vista con buenos ojos por los más puristas, pero muy práctica: los Coupés Cabrio, donde el techo duro se esconde en el maletero. Aunque no se trata de un invento moderno (ya lo utilizaban los Peugeot 402 Eclipse de 1934 según una idea del dentista Georges Paulin), es la tendencia más seguida en los últimos tiempos, con modelos como el Mercedes SL, Cadillac XLR o los mucho más accesibles Peugeot 206 y 307 CC, Opel Tigra, Renault Coupé Cabriolet o el próximo Nissan Micra CC. Este tipo de techo duro retráctil nos permite disponer en un solo coche de un coupé y un descapotable. Un aspecto que también ha avanzado mucho es el de la seguridad. Hoy tienen estructuras más rígidas sin incrementar en exceso el peso gracias al diseño por ordenador, por lo que las suspensiones trabajan con mayor efectividad y son más resistentes a la hora de un golpe. Y si vuelcan, en muchos modelos sus ocupantes se ven protegidos por el propio marco del parabrisas más dos arcos retráctiles que salen en milésimas de segundo detrás de los asientos. Además los airbags que salen de las puertas también se empiezan a generalizar. Sin duda, los descapotables o cabrios son una tentación en la que se debe caer. Ahora que ya se acerca el otoño puede ser la mejor época, junto a la primavera, para disfrutarlos. Incluso en invierno con la calefacción puesta y bien abrigados la experiencia de viajar sin techo es única. Y es que por algo los más acérrimos partidarios dicen aquello de que la capota ?sólo se pone cuando llueve mucho?. MOTOR Descapotables Santiago de Garnica Nº 112 Septiembre 2005 61