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Página 3 del número 99, de agosto de 2004

pg.3 13/7/04 15:00 Página 1 uerido lector, en el mes de agosto elimino de este espacio cualquier vestigio de análisis económico y empresarial para poder disertar sobre los viajes u otros placeres mundanos más propios de la época en la que nos encontramos. Pero esta vez, puede que si sigues leyendo estas líneas se te atragante la sangría o el daiquiri. No sé tú, pero a mi me preocupa, en este momento aún más, el espectáculo de la rapiña nacionalista al que asistimos atónitos. Está abierta la veda de las reclamaciones para aquéllos que tienen insertadas en sus mentes arcadias locales. España, que es un país con una historia trimilenaria y que desde la Edad de Hierro tiene factores de unidad y de interrelación entre sus pueblos, se ha convertido en un campo de batalla, donde cada ínsula hace una interpretación histórica y diseña a la carta su propio pasado, al servicio de políticos mesiánicos. En una tierra donde convivieron judíos, árabes y cristianos se están creando artificialmente disputas entre catalanes, vascos, andaluces, madrileños, asturianos, murcianos, valencianos y castellanos y leoneses, entre otros. Todo proyecto de dimensión nacional, como los trasvases de agua o las infraestructuras, ya no sirve para unir el país, sino para avivar las llamas nacionalistas. Quienes sencillamente se consideran ciudadanos del mundo asisten apenados al espectáculo montado por dirigentes cuya única aspiración es aumentar su poder a base de poner fronteras donde nunca han existido. Crean su propia nación, distorsionan la historia, dividen la población en dos bandos porque la confrontación es su hábitat natural para sobrevivir, fantasean sobre el pasado para dibujar un presente a su medida, manipulan hasta el paroxismo a sus ciudadanos a través de sus medios de comunicación, fabrican desde las escuelas y los institutos generaciones de jóvenes sectarios al impartirles una historia falsificada y se lanzan contra los principios de solidaridad y subsidiariedad que apuntalan todo Estado moderno. Y lo que es peor, no se les puede contradecir para evitar el calificativo de retrógado. Nadie pone el grito en el cielo cuando escucha por enésima vez las milongas nacionalistas, pero estalla el escándalo cuando, por ejemplo, el presidente del Tribunal Constitucional, el granadino Manuel Jiménez de Parga, afirma: ?cuando los andaluces teníamos, y Granada tenía, varias Q Director Alberto Cagigas Directora Comercial Luisa Alcalde Departamento Comercial Juana Daldea Víctor García Diseño Gráfico Marta Higuera Corresponsales Ávila Antonio Mayoral Burgos César Presto León Nuria González Palencia Alberto Abascal Salamanca Elena Cordero Segovia Fernando Aranguren Soria Saturio Ugarte Zamora Óscar Alonso Gallego docenas de surtidores de agua de colores distintos y olores diversos, en algunas de esas llamadas comunidades históricas ni siquiera sabían asearse los fines de semana?. Pues sí señor, porque el concepto de comunidades históricas produce bastante hilaridad. ¿Es menos histórica Aragón que Cataluña o Andalucía que el País Vasco? Juzguen ustedes. La UE se amplía a otros diez países, los mercados y la economía se globalizan, el fenómeno de la inmigración llena nuestras calles de nuevas culturas, Internet rompe las fronteras y los modernos medios de transporte empequeñecen el planeta. En definitiva, nos dirigimos hacia un mundo mestizo y abierto, pero en España algunos están empeñados en fundar pequeños feudos, en los que ensalzan las ridículas escaramuzas de héroes locales sin ninguna trascendencia en el devenir de la historia y se silencian los acontecimientos más importantes por el hecho de estar protagonizados por quienes ellos consideran los otros. En vez de subrayar los rasgos comunes y lo que nos une, se dedican con esmero en marcar las supuestas diferencias. Recuerden a Santayana: ?no hay tiranía peor que la de una conciencia retrógrada o fanática que oprime a un mundo que no entiende en nombre de otro mundo que es inexistente?. Frente a una interpretación podada de la historia, prefiero disfrutar de una visión que se recrea en las múltiples ramificaciones de la cultura española, como destacan algunos autores, como el hispanista Henry Kamen, quien defiende la tesis de que España llegó a ser la primera superpotencia del mundo no sólo por el ímpetu de los españoles, sino también por la aportación de las poblaciones indígenas, los inmigrantes, los italianos, los belgas, los alemanes y hasta los chinos. Siempre hemos sido un país multicultural, pero con unos lazos comunes y una solidaridad que ahora se cuestiona. Hoy, más que nunca, España sigue siendo un enigma, sobre todo por las ALBERTO CAGIGAS maniobras de algunos cainitas acagigas@castillayleoneconomica.es habitantes de la piel de toro. Motor y Golf Santiago Garnica Nueva Economía Alfredo Vela Fotografía Ana Rodríguez de la Vega Imprime Gráficas Calima Depósito Legal VA-247-1996 ISSN 1136-3096 Consejo Editorial Roberto Escudero, Francisco Ledesma, José Andrés Lorenzo, Juan Carlos de Margarida, Victoriano Martín, Olga Ogando, José del Ojo, José Ramón Perán, Carlos Sánchez-Reyes, Antonio de Santiago, José Miguel Useros EDICIONES LA MESETA S.L. C/ Miguel de Unamuno, 96 - 47008 Valladolid. Telf: 983 01 81 81. Fax: 983 01 81 82. Correo electrónico: redaccion@castillayleoneconomica.es Departamento de Suscripciones 983 01 81 81 Web: www.castillayleoneconomica.es Nº99 AGOSTO 2004 3 EDITORIAL El enigma de España

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