Página 24 del número 257, de octubre de 2017
opi DG FP.qxp_maqueta consis 22/9/17 12:42 Página 1 OPINIÓN AGUSTÍN FRANCISCO SIGÜENZA MOLINA Director General de Formación Profesional y Régimen Especial Competencias 4.0 E s evidente que la irrupción de nueva tecnología en el sistema productivo cambia el escenario del empleo; tanto a nivel regional, como nacional y europeo. Históricamente, esta irrupción ha tenido un efecto positivo en el empleo. Destruye puestos de trabajo, pero crea otros y transforma muchos de ellos. En los últimos cinco años, el 47% de los trabajadores europeos ha estado sometido a cambios en sus métodos de trabajo y tareas debido a la incorporación de nuevas tecnologías. Quienes están trabajando temen perder su empleo si las tareas que realizan son asumidas por máquinas. No sólo aquéllos que realizan tareas rutinarias de bajo nivel de cualificación, sino también quienes realizan tareas no rutinarias con cualificación, como analistas, documentalistas, etc. Al mismo tiempo, surgen nuevas oportunidades de negocio y de empleo, generalmente de alta cualificación, ligadas a la robotización y digitalización de los procesos productivos. ¿A quién afecta el nuevo cambio tecnológico y en qué? En la pasada década, el sector de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) ha crecido tres veces más que el resto de la economía en Europa y se prevé un fuerte incremento en los próximos años, con la creación de más de medio millón de nuevos puestos de traba- 24__Nº257 Octubre 2017 jo hasta 2025 en el conjunto de países de la UE. Según un estudio recientemente realizado por el Centro Europeo para el Desarrollo de la Formación Profesional, el 10% de los trabajadores europeos adultos está en riesgo de padecer obsolescencia tecnológica en breve y alrededor del 21% cree que tendrán que actualizar sus competencias en los próximos cinco años o de lo contrario quedarán fuera del mercado laboral. No obstante, el estudio señala también que muchos trabajadores no se verán afectados de forma significativa por la nueva tecnología digital. El 56% de los trabajadores que realiza tareas elementales, el 33% de los que trabaja en el sector de la agricultura o el 25% de los ocupados en el sector del comercio y de los servicios no necesitará competencias específicas relacionadas con las TIC en su trabajo en los próximos años. En todo caso, la tecnología, como en épocas pasadas, está generando un amplio proceso de transformación del trabajo y de su contenido. Lo preocupante es que, esta vez, el proceso es diferente. Los ciclos de innovación son mucho más rápidos y resulta difícil adaptarse a los cambios, especialmente para los sistemas de formación. En consecuencia, se producen déficit de competencias en todos los sectores productivos. Un problema común en Europa, pero que afecta de forma desigual a unos países y a otros. ¿Qué competencias se necesitan en la era digital? Distintos estudios coinciden en afirmar que no basta con mejorar la competencia digital de la población para afrontar los retos y cambios en el empleo que conlleva el uso de la nueva tecnología. Aunque resulta arriesgado determinar qué habilidades y cualidades humanas van a ser más relevantes en los contextos laborales del futuro, parece claro que quienes tengan que emplear la tecnología en sus trabajos necesitarán también un alto nivel de desarrollo de competencias no cognitivas. Los trabajos que requieran el uso de TIC avanzadas van a depender en gran medida de personas que, además de tener los conocimientos técnicos precisos, sean capaces de resolver problemas, aprender de manera autónoma, trabajar en equipo, planificar, adaptarse a los cambios y aplicar nuevos métodos de trabajo. Estas habilidades y cualidades del carácter, junto con las competencias profesionales, también deben ser objeto de preparación y aprendizaje en los sistemas de formación profesional. La necesidad de desarrollar competencias personales y sociales para emplear adecuadamente las nuevas tecnologías pone de manifiesto que las personas y la tecnología son elementos complementarios. La tecnología permite realizar tareas, recoger y procesar datos de manera más rápida y eficaz, pero son las personas quienes deben decidir qué tareas hay que hacer, cómo, qué datos se deben recoger y cómo deben tratados (como dijo Pablo Picasso, ?los ordenadores son estúpidos, sólo dan respuestas?). En consecuencia, la evolución de la industria 4.0 va a depender, en cierta medida, del grado de desarrollo de las competencias no cognitivas de sus trabajadores. Quizá esto explica que los empresarios estén demandando, con mayor insistencia, capacidades transferibles a diferentes situaciones y problemas a sus empleados. Capacidades o competencias no cognitivas de amplio espectro. Como señala un estudio, realizado por la Economist Intelligence Unit (2015), en el que se pregunta a los empresarios de distintas partes del mundo cuáles son las tres capacidades que más valoran en sus empleados, la capacidad de resolver problemas es la que ocupa el primer lugar, estando presente en el 50% de las respuestas, seguida del trabajo en equipo (35%), la comunicación (32%), el pensamiento crítico (27%), la creatividad (21%) y el liderazgo (18%). La formación