Página 6 del número 208, de septiembre de 2013
6-7 opi lucas 12/8/13 09:49 Página 1 6 opinión Después de seis años de crisis M ucho se ha escrito y analizado desde el inicio de la crisis hace ya seis años, no lo olvidemos, acerca de la idoneidad de las políticas económicas, fiscales y financieras aplicadas en la Europa de la Gran Recesión para combatir de manera eficaz y definitiva los duros efectos de la crisis sobre las empresas, que están sufriendo las consecuencias del cierre del crédito, y sobre las familias, que muchas de ellas nos expresan en el día a día el drama del elevado nivel de desempleo alcanzado en nuestro país. Desde que aparecieron los primeros síntomas de la crisis, de carácter exclusivamente financiero, que afectó a las entidades bancarias que sufrieron un acuciante problema de liquidez por el cierre total de los mercados financieros y en particular del mercado interbancario, la medicina prescrita desde Alemania y Bruselas se limitó y se centró en la aplicación de estrictas medidas de austeridad, tendentes a recortar el gasto público y las prestaciones sociales que implantó el Estado de Bienestar nacido tras la brutal crisis política, económi- LUCAS HERNÁNDEZ Economista ca y social que dejó tras de sí la II Guerra Mundial. Nuestros antepasados, conscientes del sufrimiento de toda la sociedad europea, tuvieron la visión de que era necesario dotar a los ciudadanos de una red de protección en esos duros momentos de la posguerra y que al mismo tiempo sirviera de base para estabilizar una Europa convulsa. Keynes ?versus? Hayek El proyecto se afianzó rápidamente gracias a los esfuerzos de los dos partidos dominantes, democristianos y socialdemócratas, que compartían una misma visión política y social. Complementaria de esta decisión fue otra no menos decisiva que implicaba la aplicación de fuertes sumas de recursos públicos para la reconstrucción de una Europa arruinada en todos los sentidos: ruina física y ruina económica. Las teorías del genial Keynes se impusieron definitivamente sobre los dogmas liberales de la escuela austríaca de Hayek. No hay que olvidar que buena parte de los recursos llegaron a Europa a través del Plan Marshall que benefició a prácticamente la totalidad de los países. Se puso en marcha con un amplio consenso un proyecto europeo que permitió una fase de crecimiento y bienestar en un tiempo razonable. La comparación con la crisis presente es inevitable. ¿Qué ha cambiado desde el final de la II Guerra Mundial en la mente de los políticos europeos para poner fin a un período de bienestar y cambiar de manera radical la orientación de la política económica europea? Planteo la pregunta y eludo la respuesta, pero observo las fatales consecuen- ?¿Qué ha cambiado desde el final de la II Guerra Mundial en la mente de los políticos europeos para poner fin a un período de bienestar y cambiar de manera radical la orientación de la política económica europea?? Nº 208 SEP?13 cias de una política de austeridad, criticada por muchos desde el inicio por los riesgos que conllevaba para una economía que empezaba a dar signos de debilidad en la economía real, tras los primeros episodios exclusivamente financieros. Seis años después de iniciada la crisis, por fin la opinión dominante centra el foco de la política económica en fomentar y estimular el crecimiento, en poner fin a la sangría del paro y destinar recursos públicos a nuevos planes de creación de empleo. Opinión dominante, sí; pero aún con una tibieza que provoca que los planes de estímulo nazcan con dotaciones casi testimoniales. Pero algo es algo. Peor que en 2007 A estas alturas de 2013 nadie duda de que estamos sensiblemente peor que en 2007, año del estallido de la crisis. Las cifras de paro se han disparado en todos los países, con datos especialmente sangrantes en los que están sometidos a planes de rescate (y de mayores dosis de austeridad); la deuda pública ha experimentado una escalada espectacular (ahí están los efectos de los planes de estabilidad presupuestaria); y el sistema financiero europeo está cuestionado, como refleja el proyecto de creación de una tímida unión bancaria. No nos debe extrañar en este contexto económico e