Qué
Cuándo

Página 4 del número 199, de diciembre de 2012

OPINIÓN ALBERTO 22/11/12 10:31 Página 2 4 opinión a echarse la empresa a la espalda, volver a recorrer los caminos con el catálogo bajo el brazo. Cuando parecía que ya estaban en la etapa final de su carrera empresarial, la crisis les ha obligado a tomar las riendas del negocio con el mismo sacrificio e ilusión que en los inicios de su juventud ya perdida. - Olvídate de las administraciones públicas: pues sí, los gobiernos central, regionales, provinciales y locales están más secos que la mojama debido a sus menores presupuestos y la obligación de acometer duros ajustes para cumplir con los objetivos de déficit. Cada vez hay menos ayudas, programas y contratos. Cuanto antes seas consciente de esa realidad, mejor. Es hora de volver al mercado de la iniciativa privada. ?Hace más de dos años que descartamos el sector de las administraciones públicas, porque no sólo apenas sacan a concurso licitaciones y contratos, sino que además tienen una tasas de morosidad y de retraso en los pagos muy superiores al sector privado?, me explicó un empresario que prefirió renunciar a esa parte del mercado antes de asumir riesgos. Por cierto, también me dijo que las administraciones públicas habían dejado de ser la solución para convertirse en una parte del problema. - Implica a la plantilla: de ésta se sale con más esfuerzo, pero de todos. A los empleados hay que explicarles la gravedad de la situación, tratarles con madurez y abandonar actitudes paternalistas que son nocivas para el futuro de la empresa. ?Es en este período cuando compruebas la auténtica implicación de tus trabajadores, que eso de que son el mayor activo de la empresa es mucho más que una manida frase?, me destacó un emprendedor, quien añadió: ?por fin, las ideas no fluyen de arriba a abajo, sino que ahora vienen también de abajo a arriba porque son conscientes de que sólo superaremos esta crisis si ponemos en común todo el talento que hay en la empresa, en vez de esperar a recibir órdenes de la dirección?. - Adiós a los años dorados: fue muy bonito mientras duró, cuando en aquella España de crecimientos por encima del 3% los márgenes empresariales de algunos secto- Nº 199 DIC?12 res eran de dos dígitos. Eso se acabó. Quien se obsesione con intentar mantener esas plusvalías acabará arruinado por la sencilla razón de que el mercado le sacará de circulación. ?De nuevos ricos hemos pasado a una economía de low cost?, me apuntó otro empresario, quien precisó: ?hay que trabajar más para intentar ganar menos?. - Ignora los éxitos del pasado: el mercado ha cambiado tanto, que es muy difícil que las fórmulas de antes vuelvan a tener éxito. ?Yo, de lo que realmente más aprendo, es de los fracasos?, me enfatizó un empresario. - Cuidado con la diversificación: ?antes me metía en todos los charcos, en cuanto me presentaban un proyecto interesante, lo respaldaba sin preocuparme mucho por los beneficios a corto plazo?, me dijo un empresario que en los últimos años ha sido accionista de empresas de varios sectores. Ahora es momento de plegar velas, volver a los cuarteles de invierno para vigilar el negocio principal, arriesgar lo mínimo e invertir en proyectos que den rentabilidad desde el minuto uno, porque lo contrario puede conducir a que las nuevas sociedades participadas te devoren los recursos de la matriz o el patrimonio personal. Estas reflexiones no están sacadas de un manual de autoayuda para empresarios en tiempos de crisis ni son el resumen de un power point de uno de esos gurús sobre gestión que tanto proliferan en estos tiempos y que hablan como telepredicadores. No, estos pensamientos han sido compartidos en conversaciones privadas, por lo que lógicamente no puedo indicar los nombres de los protagonistas, y bien que lo siento. Una última observación, y que tal vez sea el denominador común de todos estos consejos, debemos tener muchísima capacidad de adaptación en este período en el que el suelo del mercado se mueve bajo nuestros pies, pero con calma y templaza para no caer, como dijo Montaigne en el siglo XVI, en la ?desquiciada curiosidad de nuestra naturaleza, que se dedica a anticipar las cosas futuras como si no tuviera bastante trabajo con digerir las presentes?.

Página 4 del número 199, de diciembre de 2012
Número 198Número 199, de diciembre de 2012Número 200

Número 199, de diciembre de 2012