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Página 32 del número 196, de septiembre de 2012

136 everis 7/8/12 09:16 Página 1 136 opinión P ara los seres humanos, y en especial para los españoles, hay ciertos principios en la vida que son dogma de fe, es decir, nos obligamos a creerlos y defenderlos, pero no sabemos por qué, ya que ni siquiera los hemos analizado. Hoy en día, la tecnología ha sustituido a la religión en este aspecto. Todo el mundo exterioriza no tener dudas de su importancia para nuestro presente y futuro, pero las acciones consiguientes no se corresponden con este discurso, salvo curiosamente, el mercado doméstico y de ocio. Sufrimos una reducción generalizada de inversión tecnológica, empezando por la Administración pública, que incluso está desinvirtiendo en el mantenimiento de desarrollos ya existentes; y de las empresas que la han reducido al mínimo bajo la premisa diabólica del tenemos que ahorrar. No confundamos el objetivo, que no es ahorrar sino pagar las deudas, y la mejor forma es ingresando más y mejor y reduciendo gastos, pero nunca de inversiones rentables. Estudio Anual Everis/AMETIC Los datos del Estudio Anual Everis/AMETIC 2011 son poco alentadores. En él La tecnología como oportunidad ante la crisis CARLOS CERUELO Director de la oficina en Castilla y León de Everis podemos ver con preocupación que España se encuentra por debajo de la media europea en ratio de empresas con web corporativa (58,3% frente a 63%); y en empresas que venden por Internet (12,1% frente a 13,1%) y utilizan la facturación electrónica (40% frente a 49,6%). Y como modelo referente que deberíamos perseguir, Alemania tiene en estos mismos conceptos un 76,2%, 22,2% y 57,6%, respectivamente. Estas cifras pueden no parecer tan malas, pero somos el quinto país en PIB y, lo que es especialmente significativo, en los 27 Estados que componen el estudio están incluidos los antiguos países del Este, de forma que, incluso llegando a la media, no sería ni de lejos para estar orgullosos. Pero los datos más preocupantes son la disminución en los últimos años de crisis del porcentaje de negocios que tienen Intranet (25,6% en 2006, frente a 21,4% en 2011); y el número de empleados que tiene acceso a la red, que se mantiene estancado en el mismo dato que en 2008, un 54,6%. Por otro lado, según la Asociación Española de Empresas de Consultoría, nuestro país ha caído 14 puestos en la clasificación mundial de uso del e-Gobierno. Es decir, que cada vez estamos comparativamente menos avanzados. Y es que, como suele decir con razón Tomás Villanueva, consejero de Economía y Empleo de la Junta, hoy en día no nos queda más remedio que correr para no quedarnos rezagados. En el siglo XXI la forma de correr es haciendo un uso profesional inteligente de la innovación y la tecnología. Los casos de Japón y Alemania Ésa es la causa principal, amén de otras culturales, de que un país con altísimos costes productivos como Japón -que no dispone apenas de recursos naturales y tiene que importarlos a un precio muy caro y, además, goza de un alto nivel de vida y de altos costes salariales-, pueda ser uno de los principales fabricantes exportadores mundiales con un éxito basado en su alta relación calidad-precio. No puede ser de otra manera que con un uso intensivo de las tecnologías en todos los ámbitos. O en un entorno más cercano, el caso alemán, con los salarios más altos de la UE y, sin embargo, locomotora productiva del Eurogrupo. No debemos caer en la generalizada idea de que la tecnología sirve sólo para obtener un producto diferencial que arrase a la competencia (que también), la tecnología aplicada con inteligencia nos permite fabricar o realizar servicios de mayor calidad y más baratos y así competir con cierta ventaja. Pero además, -y esto es lo más sencillo, barato y fácil de hacer- podemos introducir en nuestras empresas y organismos distintas tecnologías con las que optimizaremos cualquier proceso. Eso sí, avanzar no consiste en adquirir un smartphone si sólo se usa para hablar por teléfono. De la misma forma, las organizaciones pueden y deben invertir inteligentemente en tecnología para ser mejores, ganar más y gastar menos. Toda la sociedad lo necesita. ?Sufrimos una reducción generalizada de inversión tecnológica, empezando por la Administración pública, que incluso está desinvirtiendo en el mantenimiento de desarrollos ya existentes? Nº 196 SEP?12

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