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Página 8 del número 156, de mayo de 2009

pag7-8 20/4/09 89 16:49 Página 2 opinión recuerdan a la conversación mantenida en un cuento de Voltaire entre un gigante y un filósofo: ?No entiendo demasiado bien el griego?, apuntó el gigante. - ?Ni yo tampoco?, dijo el sabio. - ?Entonces, ¿por qué citáis a un tal Aristóteles en griego?? - ?Es que hay que citar lo que no se comprende en absoluto en la lengua que menos se entiende?, replicó el erudito. Y no sólo hemos comercializado, unos, y comprado, otros, productos que no entendíamos en el enrevesado lenguaje económico, sino que además hemos menospreciado la inteligencia y la ética. Leopoldo Abadía, el de la teoría de los ninjas, lo explica muy bien en su libro: ?hemos perdido los valores. Sin más. En cada fase del origen de esta crisis hay una violación grave de una serie de valores relacionados con el hombre. En cada fase: imprudencia, ambición, irresponsabilidad, insolidaridad, prepotencia, desprecio, individualismo, y otros muchos compor tamientos rayanos en lo delictivo y profundamente inmorales. O amorales, que es peor. Hemos inventado la ley de la jungla y ahora nos sorprende que el león nos devore?. Ante este escenario, llega la era de los empresarios de largo recorrido, de aquéllos que son capaces de mantener su compañías de forma sostenida año tras año; y por el contrario, veremos también cómo desaparecerán muchos emprendedores arribistas que montaron un negocio al calor del espectacular crecimiento de la economía española, con una demanda interna alocada que compraba todo, aunque fuese vía endeudamiento. Esta crisis se está llevando por delante muchas empresas, pero los que son auténticos empresarios se levantarán y volverán a intentarlo; sin embargo, hay otros con escasa vocación de sacrificio y una mentalidad acomodada que desaparecerán del mapa. Como señalan algunos exper tos, esta recesión eliminará la grasa del tejido empresarial, pues sólo sobrevivirán los más competitivos y eficientes. No sólo desaparecerán neoempresarios pusilánimes, sino también los inmovilistas en su gestión incapaces de adaptarse a los nuevos tiempos, a quienes les pasará lo mismo que a Arquias, rey tirano de Tebas, cuyos jefes de sus milicias decidieron asesinarle durante un banquete. En la cena, un mensajero llegó con una car ta al rey donde se describía punto por punto cómo iba a ser el regicidio y hasta el nombre de los conspiradores. El recadero urgió a Arquias a que leyese la misiva porque se trataba de un tema serio y urgente, pero éste le contestó: ?las obligaciones, para mañana?. Y, efectivamente, el asunto quedó postergado para siempre, porque durante esa cena fue asesinado tal como explicaba el texto. Otro efecto colateral de la profunda desaceleración económica es que volvemos a prácticas comerciales que pensábamos ya superadas, como el trueque. Como muchas empresas no pueden afrontar sus pagos, a cambio proponen saldar sus deudas en especias, con sus productos o ser vicios. Con la actual incer tidumbre, muchos optan por aceptar este arcaico sistema, no vaya a ser que la próxima vez que llamen para reclamar el dinero para saldar la deuda se encuentren con que el negocio moroso ha cerrado las puer tas. Ante el elevado endeudamiento de familias y empresas, el sistema de canje de productos y ser vicios está viviendo una nueva época dorada: el dentista que arregla las muelas a un asesor a cambio de que éste le haga la declaración de la renta, el bodeguero que paga con botellas al constructor que ha realizado la ampliación de sus instalaciones, el hotel que ofrece habitaciones a cambio de publicitar sus ofer tas, y así hasta el infinitivo. Hoy en día, la permuta sustituye a los euros. Tanto desarrollo económico en el último siglo y tanta globalización para terminar como las tribus de los países denominados subdesarrollados. Somos más pobres Pero como decía al principio de este ar tículo, en vez de analizar el nuevo modelo económico, quiero resaltar la necesidad de un cambio de mentalidad tanto de empresarios como de directivos y trabajadores-, algo de lo que apenas se ha hablado, pero que es tan necesario como emprender reformas estructurales. Algunos ya han empezado a lanzar mensajes en este sentido, como Juan Roig, presidente de Mercadona: ?todos nos hemos pasado diez pueblos y ahora nos toca apretarnos el cinturón. Trabajar mejor y más todos, quitar el foco de los beneficios, ganar menos dinero, incrementar la productividad y bajar los precios?. Recientemente, uno de los constructores más impor tantes de Castilla y León también me confesó: ?ha llegado el momento en que la gente vuelva a valorar lo que valen 10.000 euros?. Y en una ponencia en Valladolid, Javier Gómez-Navarro, presidente del Consejo Superior de Cámaras de Comercio, afirmó sin paliativos: ?ahora todos somos más pobres?, porque nuestros bienes -vivienda, acciones y otras posesiones- han perdido mucho valor. Así que para hacer frente a esta aguda crisis no sólo es necesario modificar el modelo económico, la actitud de los trabajadores y la gestión de las empresas, sino también cambiar de mentalidad para no sentirnos frustrados: ya quedan lejos los tiempos de crecimientos galopantes, consumo descontrolado y plusvalías abultadas. Quien no lo acepte, terminará tumbado en un diván y, tal vez, arruinado de por vida. Nº Mayo 156 2009

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