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Página 72 del número 149, de octubre de 2008

pg70-72 19/9/08 72 73 10:05 Página 2 opinión patrimonio generado por la diferencia entre el nuevo precio de mercado de nuestra vivienda, que pasó de tener un valor de 20 a un valor de 200, y la hipoteca originaria que seguía teniendo un valor de 20. Este hecho genera el siguiente comportamiento: si ya soy adinerado quiero vivir como tal, y por otro lado, si ya tengo un patrimonio que nunca hubiera pensado tener no tengo necesidad de seguir ahorrando, incluso puedo endeudarme todavía más. Se ha sobrepotenciado el consumo y apenas hemos ahorrado. En el momento en que el precio de la vivienda disminuye, esta riqueza artificial o burbuja desaparece, y en un corto espacio de tiempo dejamos de ser adinerados y pasamos a ser lo que antes éramos pero con un mayor endeudamiento. La consecuencia directa y natural es una drástica reducción del consumo, y en una economía como la nuestra basada principalmente en el consumo, pequeñas caídas del mismo producen grandes efectos, y no precisamente favorables. Creo que en este proceso no hemos hecho más que empezar, por lo que el precio de la vivienda (sobre todo en zonas de costa y de segunda residencia) y el consumo seguirá descendiendo. ?No creo que sea eficaz el neopopulismo occidental que hemos asumido en nuestro país como aceptable forma de hacer política, en el que se nos presentan una serie de datos correctos y reconfortantes que nos alejan de una realidad más cruda? A nivel macroeconómico, nos hemos dedicado a pedir dinero prestado, hemos consumido más de lo que hemos producido y estamos endeudados. No comparto en absoluto la previsión del señor Botín cuando dijo que la crisis actual iba a ser como la fiebre de un niño, corta en el tiempo pero más acusada y alta de lo normal. Quizás se estaba refiriendo a los efectos de la crisis sobre su banco, pero no sobre el resto de la economía. Muy al contrario, estamos entrando en una recesión de mayor magnitud con un gran desajuste entre la oferta y la demanda de liquidez en los mercados, por lo que quizás sea la mayor recesión desde los años 30, aunque, por otro lado, estamos mejor preparados para superarla. El desencadenante es que a esta crisis financiera se le ha añadido la crisis inmobiliaria y el incremento de precios. En España los efectos van a ser mayores que en nuestro entorno dado que nuestro margen de maniobra es menor, la crisis inmobiliaria es más profunda y el incremento del IPC en nuestro caso es mucho mayor que en la Zona Euro. No creo que sea eficaz el neopopulismo occidental que hemos asumido en nuestro país como aceptable forma de hacer política, en el que se nos pre- sentan una serie de datos correctos y reconfortantes que nos alejan de una realidad más cruda. Un conjunto de datos correctos no son información por sí solos, información es la conexión e interpretación de todos los datos relevantes, y esto nos está faltando. Es más útil ofrecer la información real y que los ciudadanos vayamos tomando nuestras precauciones. En este sentido, son tres las variables fundamentales a relacionar: el PIB, el IPC y el paro. Hay muchas más, pero al menos estas tres son las más relevantes. No es de recibo que nuestras autoridades nos tranquilicen diciéndonos que estamos muy bien preparados para afrontar la situación dado que crecemos (PIB) tanto como nuestro entorno: España tiene un PIB del 1,6%, Francia del 1,8% y Alemania del 1,9%. Personalmente prefiero estar nervioso con la realidad, y la realidad es que nuestro IPC es del 4,6 (Francia 3,5 y no les llega la camisa al cuerpo, y Alemania 2,9) y nuestra tasa de paro ronda el 10% (habiendo aumentado casi dos puntos en un año) cuando en Alemania y Francia no se acercan al 8%. La situación no es la misma. La hora de los gobernantes No obstante, debemos seguir confiando en ellos, apoyándolos y exigiendo su actuación, porque es la hora de los gobernantes, no la de las empresas ni bancos. No podemos esperar que empresas y bancos solucionen problemas que no les competen, su objetivo es otro, crecer o sobrevivir. Una manera de empezar a poner remedios a medio plazo sería fomentando el ahorro de las familias, concienciando de la realidad de la situación y a través de políticas fiscales. Por otro lado, está nuestra dependencia del petróleo que es necesario reducir, pero de forma seria, no dejando las corbatas en el armario. Para ello, se hace necesario abrir el grifo de la que es actualmente la energía más barata, disponible y no dependiente del exterior: la energía nuclear, pues de momento no hay otra más idónea. Subsidiar los biocarburantes ha distorsionado los mercados de los alimentos y ha ayudado a disparar el IPC, por lo que es necesario acabar con esta práctica. Y por supuesto, como no podía ser de otra forma, inversión en infraestructuras, dentro de las cuales la inversión ferroviaria (Alta Velocidad) puede ser de las más eficaces. Seguro que hay otras medidas de mayor calado que serán bien recibidas por todos siempre que sean realmente útiles y sobre todo serias. El tema es serio, menos ?corbatas al armario? y más ?arremangarse los puños de la camisa?, aunque con un poco de suerte, cuando este artículo sea publicado estaremos disfrutando de toda una batería mucho más amplia de soluciones. Artículo elaborado con la colaboración del Colegio de Economistas de Valladolid. Nº 149 Octubre 2008

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