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pg6-9 19/6/08 11:56 Página 4 explotaciones agroganaderas al aumentar la demanda de este tipo de medicamentos. Soluciones a patologías de trascendencia social La I+D+i ha sido una constante en la estrategia de la empresa leonesa, que tiene potencial para buscar soluciones a problemas patológicos de trascendencia social. Por ejemplo, en la crisis de las vacas locas, colaboró con Stanley B. Prusiner, quien ganó el Premio Nobel de Medicina en 1997 por descubrir que un prión provoca la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, para desarrollar un equipo de diagnóstico para la Encefalopatía Espongiforme Bovina (EBB); y también ha creado un repelente natural contra el mosquito que contagia la enfermedad de la Lengua Azul, que afecta a vacuno, ovino y toros de lidia. En esta última enfermedad, todas las investigaciones se han centrado en diseñar vacunas eficaces contra el virus, pero habiendo diferenciado 22 variedades (serotipos) de este mismo virus, que pueden ser trasmitidas por mosquitos, es muy difícil de combatir únicamente a través de la vacunación. Por eso, Laboratorios Ovejero optó por impedir la vía de la infección mediante una medida preventiva que evita la transmisión, como es el repelente de mosquitos denominado Oveneem. Seis décadas de historia La historia de Laboratorios Ovejero se remonta a 1948, cuando inicia la producción de sueros y medicamentos inmunológicos para la sanidad animal. Desde entonces, su trayectoria ha estado marcada por varios hitos, como la construcción en León durante la década de los 50 de la primera planta de liofilización en España para la producción industrial de vacunas para explotaciones ganaderas o el desarrollo de la primera vacuna contra la Lengua Azul; el lanzamiento en los 60 de la primera vacuna contra la peste porcina clásica; la implantación en los 70 de la primera planta de producción de huevos libres de patógenos (SPF) y el desarrollo de vacunas aviares; y la comercialización en los 80 de las vacunas contra la mixomatosis y contra la enfermedad vírica hemorrágica de los conejos. En la década de los 90, se produce una reestructuración accionarial de la compañía en la que Juan Ignacio Ovejero Guisasola toma el control de la sociedad y se construye la nueva planta de medicamentos para sanidad animal, que cumple con las estrictas Normas de Correcta Fabricación (NCF) o cGMP (current Good Manufacturing Practices); y con el siglo XXI se inician los primeros pasos para la internacionalización de la empresa, el desarrollo de nuevos productos gracias a la biotecnología y el desembarco en la dirección general de la siguiente generación. Nº 146 Julio 2008