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Página 5 del número 106, de marzo de 2005

OPINIÓN Director Alberto Cagigas Directora Comercial Luisa Alcalde Departamento Comercial Juana Daldea Víctor García Diseño Gráfico Marta Higuera Corresponsales Ávila Antonio Mayoral Burgos César Presto León Nuria González Palencia Alberto Abascal Salamanca Elena Cordero Segovia Fernando Aranguren Soria Saturio Ugarte Zamora Óscar Alonso Motor Santiago Garnica Fotografía Ana Rodríguez de la Vega Consejo Editorial Roberto Escudero, Francisco Ledesma, José Andrés Lorenzo, Juan Carlos de Margarida, Victoriano Martín, Olga Ogando, José del Ojo, José Ramón Perán, Carlos Sánchez-Reyes, Antonio de Santiago, José Miguel Useros Edita EDICIONES LA MESETA S.L. C/ Miguel de Unamuno, 96 47008 Valladolid Telf: 983 01 81 81 Fax: 983 01 81 82 Correo electrónico redaccion@castillayleoneconomica.es Suscripciones Telf: 983 01 81 81 Web www.castillayleoneconomica.es Imprime Gráficas Calima Depósito Legal VA-247-1996 ISSN 1136-3096 Deslocalización cerebral A nte los últimos casos de deslocalización registrados en Castilla y León, se han apuntado tantas medidas deslumbrantes para solucionar el problema, que me recuerdan las optimistas declaraciones de un despistado político al afirmar: ?hace poco, ante nuestro país se abría un terrible abismo; pero hoy podemos asegurar que hemos dado un gran salto hacia adelante?. En esta región somos pesimistas y victimistas por naturaleza y pensamos que la deslocalización es un ardid de las fuerzas del mal para dejar, aún más, estos pagos como un desierto. Pero Castilla y León se encuentra dentro de España, de Europa y de una economía globalizada donde la deslocalización es un fenómeno generalizado. La industria automovilística y sus empresas auxiliares emigran a los países del Este, la actividad textil se desplaza al Magreb, los centros de servicios informáticos se concentran en La India, y China se ha convertido en el nuevo Eldorado del capitalismo, con 1.300 millones de consumidores y un crecimiento económico por encima del 9%. Cualquier multinacional que busque un mercado dinámico no pensará en la Vieja Europa, que sufre un desmantelamiento acelerado de cualquier vestigio fabril, sino que se dejará seducir por los números del gigante asiático. Por algo, en el sondeo empresarial publicado por esta revista en enero de 2005 los ejecutivos de la región elegían a China como la zona más atractiva para la exportación, por encima de la UE. Una vez tranquilizados al saber que la deslocalización no es un complot mundial contra Castilla y León, de las crisis en Bombones Uña, TRW y Tecdis Displays Ibérica podemos sacar tres lecciones, una por empresa. La primera, que la deslocalización no es sólo una práctica de las multinacionales para desviar la producción a las economías emergentes, sino que es una estrategia empresarial más, aplicada en este caso por una compañía familiar española para trasladar el producto a otra zona de España. La segunda, con TRW queda claro que una filial no está a salvo de su cierre pese a registrar unos óptimos ratios de productividad y rentabilidad. A miles de kilómetros los ejecutivos hacen cuentas y desmantelarán la ejemplar factoría europea si concluyen que obtendrán más plusvalías a medio y largo plazo en los países tercermundistas por los bajos costes salariales. Y en el tercer caso, por muchas subvenciones que se dé a una multinacional para mantener su planta industrial en nuestra región, nunca se garantizará su futuro si se encuentra en un sector en crisis. PROPUESTAS TEMERARIAS Ante la amenaza del cierre de varias fábricas en nuestra comunidad autónoma durante los últimos meses, varias personalidades públicas han propuesto medidas como introducir condiciones en las ayudas regionales para que una empresa devuelva las subvenciones si más tarde cierra la factoría. Esta iniciativa, que no es nueva pues los republicanos catalanes reclamaron recientemente desarrollar normativas Nº 106 Marzo 2005 Alberto Cagigas acagigas@castillayleoneconomica.es similares para sonrojo de sus compañeros de Gobierno, no sólo no evitan el fenómeno de la deslocalización, sino que lo agudizan. Aparte de su más que dudosa aplicación legal, y que abriría un frente de costosos litigios entre la administración y las multinacionales afectadas, ahuyenta a los futuros inversores. Si Mr. Marshall se entera de que en una región de Europa llamada Castilla y León, con mucha historia y mucho territorio pero con un exiguo mercado de 2,5 millones de habitantes, tiene un Gobierno regional dispuesto a reclamarle las ayudas en caso de que su inversión fracase, pues la verdad, creo que Mr. Marshall no pondrá ni un dólar en estos pagos. A mí esta iniciativa me parece buenísima, siempre que la apliquen primero nuestros vecinos. Otra alternativa que hemos 5

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