Página 62 del número 224, de enero de 2015
opi eco.qxp_maqueta consis 18/12/14 14:18 Página 2 62 opinión u obrero. El problema es que ahora, nueva etapa de rebajas ideológicas, vuelve a valer todo y la ruptura se interpreta como salvación y se es capaz de aceptar lo inaceptable ya que como decía Nicolás -no el pequeño aunque sea el que esté de moda- ?los hombres son tan simples y de tal manera obedecen a las necesidades del momento, que aquel que engaña encontrará siempre quien se deje engañar?. En los últimos tiempos hemos asistido a un curioso debate. Para unos, parece que el nivel de deuda se puede elevar constantemente, ya llegamos al 100% del PIB, y vamos camino de un récord que será imbatible para las generaciones venideras aunque tendrán que pagarlo. ¿Será con el dinero de las pensiones que algunos ya no podrán disfrutar? Se puede entender un cierto nivel de endeudamiento si va acompañado de una mejora del bienestar, pero ¿se puede justificar si su objetivo es el de financiar el Estado de los recortes? Reestructuración de la deuda Los otros, perdón si a alguien le viene a la cabeza la película de Amenábar, señalan que la reestructuración de la deuda nos permitiría crecer más rápido. ¡Indudablemente! Si no se paga lo que se debe, la deuda es menor y con los mismos recursos se pueden realizar más acciones. Pero la reestructuración de la deuda, que podría ser una solución de ser aceptada por los acreedores, debería venir acompañada de actuaciones a nuestro juicio no demasiado compatibles con el esquema ?vamos a repartir lo de los demás, lo que no es nuestro? que defienden sus partidarios. ¿Es posible confiar en los que dicen que te van a dar lo que no tienen? ¿Es fiable para los inversores este sistema? Y si no es así, ¿cómo puedes conseguir la reestructuración de la deuda y el crecimiento? ¿No será un impedimento al desarrollo de aquéllos que hacen del esfuerzo personal el camino a seguir? Es de recibo recordar que el Estado del Bienestar sólo es posible si concede mejoras sin empeo- rar lo conseguido lícitamente por los demás. No se debe conseguir a costa de otros. Uno de los grandes problemas de las democracias modernas que parece que nadie quiere abordar es el tema de los derechos. Es un tema delicado por su implicación en la captación de voto, y no me refiero a la creación de los derechos sino al deliberado olvido de los deberes. ¿Cuándo se establecerá la carta de los deberes fundamentales del hombre y de la mujer? ¿Cómo se pueden establecer unas reglas del juego en la que sólo existen derechos, independientemente de que éstos se vulneren con posterioridad? Exigimos igualdad, pero que no sea igual. Que se aplique con rigor la ley, pero siempre a los demás. Que se antepongan nuestros derechos a los de los otros y yo no dimito, dimite tú forman parte de la dialéctica cotidiana. Parece que la incorporación de los deberes sería una forma de cerrar el círculo reglamentario y de esta manera y en determinados casos se estaría capacitado para impedir la invocación a los mismos cuando se vulneren derechos de otros u obligaciones propias. Obligaciones y derechos Las obligaciones o deberes no deben verse desde la perspectiva de la imposición sino como elemento natural de cohesión social. Quizá la cohesión social se vea como amenaza aunque se invoquen políticas más sociales. La conjunción de derechos y obligaciones en un mismo plano no permitiría el recorte de derechos de forma arbitraria puesto que tendríamos obligaciones, aunque para ello sería necesario su cumplimiento, la legalidad de las actuaciones, muchas de ellas ahora en entredicho, la eficiencia en la gestión, sobre todo en la gestión económica, la gran olvidada de los planes de estudio. Es muy posible que menos sillas dieran lugar a menos tensiones, al haber menos candidatos y menos intereses y que alguna idea diera como resultado alguna solución. La transposición de direc- Artículo elaborado con la colaboración del Colegio de Economistas de Valladolid. Nº 224 ENE?15 tivas europeas a la legislación española no debe considerarse como innovación y mucho menos como logro por uno u otro partido. Maquiavelo afirmaba que para conservar un Estado lo mejor era conseguir su ruina, no vamos a decir quién ha provocado la ruina puesto que no ha sido cosa de uno, pero lo cierto es que ese paso ya se dio. Pero el caso es que, tanto si se realizó de forma deliberada como si no, la gestión posterior de conservación no parece que se haya realizado bien. En las próximas elecciones, con la movilización de la generación de los social neters, a los que denomino así por superfrecuentar esos lugares en los que se expanden todos los dimes y diretes, ya tengan fundamento o no, y que se dotan de móviles e iPads para mostrar su maestría e ingenio a través de las búsquedas en Google, es posible que, como los dispositivos que usan, se muevan y muevan hasta que alcancen la virilización lo que podría llevar a que cuando los partidos les llamen a votar, acudan y les voten. Ineptitud Si esto llega a producirse, será tiempo de recordar las palabras del autor con anterioridad citado que hace siglos escribió: ?estos príncipes nuestros que ocupaban el poder desde hacía muchos años no acusen a la fortuna por haberlo perdido, sino a su ineptitud? y añadimos porque los ciudadanos hemos aprendido que ?no debemos dejarnos caer por el simple hecho de creer que habrá alguien que nos recoja. Porque no lo hay; y si lo hay y acude, no es para salvación nuestra, dado que la defensa ha sido indigna y no ha dependido de nosotros. Y las únicas defensas buenas, seguras y durables son las que dependen de uno mismo y de sus virtudes?. Aunque quizá no se pueda asimilar del todo lo anterior y nos encontremos con diferentes boabdiles, pero llegado el caso tan sólo será necesario citar a Lorca: ?y no quiero llantos, que la muerte hay que mirarla cara a cara?.