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Página 6 del número 219, de agosto de 2014

opi lucas.qxp_maqueta consis 09/07/14 13:25 Página 1 6 opinión Los próximos pasos de la Reserva Federal L a constitución del Parlamento Europeo y la elección del nuevo presidente de la Comisión Europea ha acaparado la atención de los analistas políticos y económicos, dejando a un lado las continuas referencias al BCE y las peticiones dirigidas a su presidente para que intensifique su actuación en pro de una política más expansiva. Ha pasado un tiempo razonable desde la sesión en la que el Consejo del BCE adoptó las medidas que comentamos en el artículo anterior y, aunque tenemos aún una perspectiva corta, podemos afirmar que los efectos de tales medidas son prácticamente irrelevantes. El único digno de resaltar es la reducción del euríbor a doce meses, que de forma incomprensible había sufrido una ligera subida en los últimos meses. Y digo incomprensible porque no tiene explicación lógica que en unos mercados amplios y eficientes que descontaban un período largo de bajos, muy bajos, tipos de interés se fijara un euríbor que poco a poco iba escalando algunas décimas, de manera que las revisiones anuales de las cuotas de las hipotecas suponían para los deudores un ligero incremento del importe a pagar. Esa anomalía ha quedado corregida y prácticamente es el único efecto positivo que podemos contabilizar. Mientras tanto, datos actuales siguen mostrando una caída del saldo vivo del crédito bancario. No quiero decir con ello que los bancos tengan cerrada la ventanilla para empresas y familias; pero sí ponen de manifiesto que están aplicando una política muy selectiva, por un doble motivo: primero, porque sus departamentos de riesgos han LUCAS HERNÁNDEZ Economista aprendido la lección que les ha dejado la crisis y han endurecido sus modelos de valoración del riesgo de crédito; y segundo, porque con la espada de Damocles de la revisión de la calidad de sus activos por parte del BCE y la posterior prueba de resistencia que va a determinar las necesidades de capital de la banca europea, las entidades no van a anticipar sus decisiones de inversión, a la espera de que el BCE publique los resultados finales en octubre. Es cierto que no se esperan grandes sorpresas, pero en las próximas semanas asistiremos a ampliaciones de capital de bancos que van a apelar a los mercados para fortalecer su solvencia y en ese contexto no van a consumir recursos propios con la concesión de créditos. Calidad de activos No olvidemos por otra parte que el aspecto nuclear del análisis al que está sometiendo a toda la banca es el estudio de la calidad de sus activos. Se ha enfatizado mucho el impacto que tendrá en la valoración final la cartera de deuda pública; pero no hay que olvidar que el volumen fundamental de sus activos viene determinado por su cartera de préstamos y créditos y su calidad depende en buena medida de las provisiones constituidas para cubrir posibles impagos futuros. Y en 2013 se han relajado las dotaciones reduciendo la cobertura total de los préstamos; además en un entorno de baja rentabilidad del negocio es muy significativo que los responsables bancarios basen su confianza en un incremento futuro de los beneficios en una pronta recuperación de las provisiones consti- tuidas. Preocupante mensaje que confirma las sospechas de una política restrictiva de concesión de crédito nuevo, al menos a corto plazo. No es extraño que se sigan oyendo voces reiterando la exigencia al BCE de que lance un ambicioso programa de compra de activos públicos y privados, que abriría la puerta para la aparición de instrumentos de crédito a empresas que posteriormente serían adquiridos por el BCE. Pero Draghi sigue de perfil, dando a entender que la tarea fundamental del BCE después de relajar los tipos de interés es el análisis en profundidad del sector bancario antes de asumir la responsabilidad de supervisor único. Hay que tener presente, no obstante, que cuando la FED lanzó su programa de adquisición de activos muchos analistas y académicos mostraron su preocupación porque se entraba en ?terreno inexplorado?. Nunca estuve muy de acuerdo con esa apreciación, fundamentalmente porque los riesgos no estaban en la entrada, sino en la salida; es decir en las consecuencias de la retirada de los estímulos asociados al programa de expansión cuantitativa. Y en ese punto de incertidumbre nos encontramos. Mes a mes la FED reduce de forma gradual sus compras de activos y aunque sigue comprando el volumen es claramente inferior. El problema serio se va a plantear cuando se acaben las compras y las consiguientes inyecciones de liquidez; y se incrementa aún más la incertidumbre si la economía de EE UU sigue su ritmo actual de crecimiento y creación de empleo y obliga a la Reserva Federal a cambiar el sesgo de su política Nº 219 AGO?14 monetaria con subidas, aunque pequeñas, de los tipos. Aquí sí que estamos en ?terreno inexplorado? y no para la economía norteamericana, que se encuentra en una fase más consolidada de la recuperación, sino para la economía global y de manera muy sensible para Europa. Los emergentes han sostenido el crecimiento mundial, en buena parte gracias a las generosas inyecciones de liquidez de la FED, que se dirigieron a financiar el crecimiento de su demanda interna y su flujo exportador. En un momento en que esas economías muestran síntomas de agotamiento e indicios de la existencia de una cierta burbuja inmobiliaria y financiera, la retirada de los estímulos monetarios es preocupante. Y lo mismo podemos decir para la Zona Euro con algunos países aún en recesión y otros con leves indicios de crecimiento. Los efectos de la más que segura retirada de fondos de la Zona Euro por inversores internacionales son preocupantes y pueden suponer un jarro de agua fría para el necesario despegue las economías europeas. Expectativa ante la FED Es comprensible que el BCE esté a la expectativa ante las decisiones de la FED, y es una táctica que parece adecuada. La interrelación entre las economías mundiales, con fases distintas del ciclo económico, aconseja estar muy atentos a la Reserva Federal para compensar con una política propia los efectos negativos del otro lado del Atlántico. Ya no vale la receta de mirar lo que hacen otros bancos centrales y, de forma paradójica, cuando en EE UU están poniendo fin al programa de compra de activos y tiene el riesgo de posibles subidas de tipos, algunos siguen reclamando que el BCE se embarque en un plan de expansión cuantitativa y utilice un arsenal que puede ser necesario en pocos meses.

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