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Página 6 del número 217, de junio de 2014

opi lucas correcta.qxp_maqueta consis 22/05/14 17:24 Página 1 6 opinión En defensa del Banco Central Europeo T LUCAS HERNÁNDEZ Economista engo que confesar mi sorpresa por la insistencia en reclamar a Draghi una política más agresiva en el ámbito de la política monetaria. Y la sorpresa es aún mayor si las exigencias provienen de instancias políticas y económicas que continuamente pregonan a los cuatro vientos el fin de la recesión y el inicio de un cambio de ciclo. La contradicción no puede ser más evidente, especialmente si tenemos en cuenta que en la etapa de Trichet al frente del BCE muy pocos, por no decir que nadie, alzaron su voz contra la desastrosa decisión de subir los tipos de interés ante los primeros indicios de mejora económica, que pronto se comprobó que eran engañosos. Ahora, con los tipos en niveles históricamente mínimos, políticos y economistas convencidos de que la recuperación económica es definitiva se apresuran a exigir a Draghi que siga el ejemplo de Reserva Federal, del Banco de Inglaterra y del Banco de Japón e implante nuevas medidas para dar más alegría a la actividad económica. Es curioso que los demandantes de tales medidas inexploradas aún en la Zona Euro sean los mismos que en la fase más dura de la crisis recordaban de forma insistente al BCE su limitado mandato estatutario centrado exclusivamente en el control de la inflación, mientras otros economistas más heterodoxos eran partidarios de seguir la senda abierta en política monetaria por los bancos centrales citados y adoptar otras medidas como, entre otras, la implantación de los eurobonos y suavizar las políticas de austeridad aplicadas. En el transcurso de esta prolongada polémica, Draghi ha mantenido con firmeza una posición coherente y equilibrada. Acusado por los ultraortodoxos alemanes de actuar al margen de su mandato estatutario por anunciar solemnemente su disposición a hacer todo lo que fuera necesario para evitar la ruptura del euro, declaración que fue suficiente para relajar las tensiones que amenazaban directamente a España e Italia, y sin gastar un solo euro: ahora se le critica la indecisión y excesiva prudencia por no aplicar una política de compra de activos públicos y privados para inyectar liquidez adicional a la economía, la medida más llamativa utilizada por otros bancos centrales con evidente éxito. Medidas del BCE He repetido en varias ocasiones que esta prolongada crisis ha mostrado a lo largo del tiempo perfiles bien diferenciados: empezó por las hipotecas basura, terminó sacudiendo violentamente los mercados de deuda pública y en medio se llevó por delante un buen número de entidades financieras, por citar sólo los hitos más llamativos que están aún en la memoria de todos. Ante estos problemas, el BCE con Draghi a la cabeza ofreció soluciones dentro del limitado abanico de posibilidades que tenía a su alcance. Bajada drástica de tipos, inyección de liquidez sin límite de cantidad y amenaza a los mercados con la adopción de medidas de apoyo a los países en dificultades. Los gobiernos europeos, entretanto, seguían predicando las bondades de los ajustes presupuestarios, ninguneando al BCE y los beneficiosos efectos de sus medidas; las leves mejoras eran fruto de las políticas diseñadas en Bruselas y Berlín. Mientras tanto, las economías de EE UU, Gran Bretaña y Japón entraban en una fase de crecimiento relativamente sostenido y los responsables europeos, por fin, toman conciencia de que la intensidad de los ajustes ha reducido el potencial de crecimiento de las economías europeas y deciden relajar los programas de austeridad impuestos a los países en crisis. Gobiernos europeos sin coherencia Después de varios años de iniciativas del BCE, los gobiernos europeos cambian su análisis y reconocen que las políticas aplicadas por EE UU y Gran Bretaña han situado a sus economías en una senda de recuperación. El problema está en que el análisis no es completo, sólo enfatiza la actuación llevada a cabo por los bancos centrales, pero ignora las medidas acordadas por sus gobiernos en una acción concertada de carácter global dirigida a impulsar la demanda y la inversión pública y privada. Por ello las demandas de los gobiernos europeos carecen de coherencia: intentan reproducir el modelo aplicado por los países que en estos momentos están a la cabeza del crecimiento económico, pero sólo en la parte que corresponde a la política monetaria del BCE, sin modificar ni un ápice las sendas de las políticas que son competencia de los propios gobiernos. En la Zona Euro teníamos un problema preocupante de liquidez y el BCE inundó de liquidez a la banca. Las amenazas que se extendían sobre los mercados de deuda se resolvieron por el BCE facilitando a los bancos la compra de esos activos con una rentabilidad muy atractiva. Son dos ejemplos de problemas serios resueltos por la decisiva intervención del BCE. Si ahora le pedimos más, creo que estamos dirigiendo el foco en la dirección equivocada. No tenemos problemas de liquidez, los mercados de deuda se han relajado, los tipos están bajo mínimos. Ciertamente tenemos dos problemas: uno viejo, ausencia de crédito paras empresas y familias; y otro relativamente nuevo, la excesiva apreciación del euro. Pero ambos problemas son difícilmente resolubles a través de la política monetaria del BCE. Y la nueva medida exigida, la compra a vencimiento de deuda pública y privada, no modificará el horizonte económico europeo. Reindustrialización Tengamos en cuenta que las subastas periódicas de liquidez realizadas por el BCE implican una compra de activos a las entidades financieras, no a vencimiento, pero sí a unos plazo determinados que sucesivamente se van encadenando subasta tras subasta. ¿Por qué la banca ha incrementado sus posiciones en deuda? Sencillamente porque tienen garantizada su financiación mediante el recurso al BCE. No dudo que el BCE va a continuar aplicando nuevas medidas: bajará de forma simbólica los tipos (no tiene ya mucho margen) y establecerá un tipo negativo a los depósitos de los bancos en el BCE, pero no se le puede pedir más. Mientras tanto, ¿qué hacen los gobiernos europeos? Creo que una urgencia en nuestro país es diseñar una nueva política de reindustrialización. Si queremos afianzar nuestro crecimiento no podemos esperar nada del sector de la construcción y el sector servicios, con el turismo a la cabeza, tiene una aportación excelente, pero con dificultades para crecer. Por lo tanto, es en el sector industrial donde tenemos nuestro mayor potencial. Eso desde el punto de vista de la oferta. Porque el verdadero gran reto lo tenemos en el ámbito de la demanda interna, las políticas de estímulo de la demanda son vitales, porque, no nos engañemos, sin demanda interna pública y privada no se consolidará el crecimiento económico. Nº 217 JUN?14

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