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Página 84 del número 215, de abril de 2014

84 y 86 opi eco 25/3/14 12:45 Página 1 84 opinión L a moneda, símbolo durante milenios de los grandes imperios, es a mi juicio el escudo de toda economía, y esto lo digo en los dos sentidos en que podemos entenderlo: el de insignia y el defensivo. Insignia de un linaje que refleja la pertenencia a una familia económica, como puede ser el caso de la Unión Europea o cada uno de los países en que podamos pensar; y defensivo, dándonos protección frente a los impactos y ataques de los competidores, solidez y bienestar. Atrás quedaron los tiempos en que los primeros pueblos comenzaron a intercambiar productos a modo de trueque. Las reglas de la transacción se fijaban entre las partes y venían dadas por el valor individual que daban a los productos que iban a adquirir y sus capacidades negociadoras. Posteriormente surgieron los medios de pago, que fueron desde la sal y otras especias hasta finalmente la moneda. En la actualidad, las operaciones comerciales, en muchas ocasiones, se efectúan mediante números apuntados en los ordenadores de los bancos sin que medie siquiera intercambio físico de dinero. Antes que la moneda pase a ser una pieza de museo y sea sustituida completamente en un futuro quizá no muy lejano por el dinero de plástico quiero rendirle un justo tributo haciéndola protagonista de este artículo. En el momento que escribo estas líneas tengo una moneda de diez pesos uruguayos sobre la mesa. Está algo oxidada, y Las dos caras de la moneda: la economía de Uruguay desde la perspectiva de un español ALEJANDRO NEGUERUELA AZAROLA Economista como todas las monedas cuenta con dos caras completamente diferentes. La primera tiene un valor numérico de diez pesos y la opuesta la efigie de José Gervasio Artigas. Esta moneda que tengo entre mis manos, producto del azar o del destino, la encontré en medio de las arenas de la playa uruguaya de Atlántida, y tiene un valor particular para mí: fue mi primer ingreso en el país antes mencionado. Dualidad La dualidad que lleva intrínsecamente la moneda ha generado todo tipo de juegos de azar y reflexiones a lo largo de los siglos. Las dos caras con que cuenta nos muestra cómo lo que vemos puede ser sólo una parte de la realidad, y que al otro lado puede existir otra parte de la misma completamente diferente pero con un origen común. Si pensamos en economía, muchas veces las realidades que nos encontramos tienen dos caras muy íntimamente relacionadas entre sí y con causas a veces comunes a pesar de ser aparentemente muy diferentes. En este ocasión, dado el contexto de crisis económica de España e incertidumbre mundial en que nos encontramos, en especial para Europa, quiero hacer referencia a los ciclos económicos y a dos caras muy diferentes de la moneda que son el crecimiento y la recesión. Crecimiento y recesión: días soleados y tormentas Vengo de una realidad tocada por la crisis económica de 2008, donde la población española se debate entre políticas de austeridad, una demanda interna contraída y un alto nivel de desempleo. Como colofón a todo lo anterior, un pesimismo en las calles que se respira por doquier y ¡tantas malas noticias económicas! Me encuentro ahora en Uruguay, un país próspero en el crecimiento con tasas del 4,5% en 2013, un bullir económico en el que a pesar de la fractura social existente con los sectores más pobres de la población, me hace recordar algo vivido hace no mucho tiempo en el país de la piel de toro. La Nº 215 ABR?14 sombra reciente en mi memoria de muchos dramas familiares españoles agiliza mi pluma tratando de construir frases que me permitan comunicar las inquietudes que albergan mi alma y mis sentimientos. ¿Hemos aprendido a evitar las consecuencias nefastas de las crisis? La mejor prevención para las mismas, a mi entender, está en la educación económica de las personas y de sus gobernantes. Y no me refiero con esto a estudiar de manera teórica a Marshall, Keynes y Marx en los institutos o universidades, sino al entender cómo las sociedades crecen y prosperan, y valorar las circunstancias que nos han llevado a la tormenta y poder observar los nubarrones antes de que empiece a llover sobre nosotros. No quiero ser un agorero económico, pero sí pretendo hacer reflexionar en los momentos prósperos sobre la importancia de la buena gestión económica de los gobiernos, de las empresas y de las personas a título particular. Los ciclos económicos, es decir, la alternancia entre los buenos y los malos tiempos económicos, han sido estudiados en economía. El problema no son las tormentas económicas ni la lluvia sino ¿qué hicimos en los tiempos en que hacía sol? Datos sobre Uruguay Un soleado año parece haber tocado a Uruguay y sus habitantes. Los salarios han crecido en términos reales con el consiguiente aumento del poder adquisitivo de la población en un 3,4% en noviembre de 2013. Las tasas de desempleo del 6,7% no distan mucho de la locomotora alemana con cifras en noviembre del 2013 del 5,2%. Otra de las características del crecimiento que me satisface de Uruguay es que el índice de Gini, indicador que mide la distribución de la riqueza, ha mejorado en los últimos años,

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