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Página 6 del número 204, de mayo de 2013

6 opi lucas 19/4/13 10:20 Página 1 6 opinión EE UU y Japón nos muestran el camino LUCAS HERNÁNDEZ - Economista Las economías desarrolladas (Europa, EE UU y Japón, fundamentalmente) han mostrado con claridad en las últimas semanas que están dirigidas con criterios diferentes y objetivos divergentes. Y no me resisto a afirmar con rotundidad ya en el inicio del artículo que EE UU y Japón están mostrando a Europa la senda a seguir en política económica. Mientras los responsables políticos, económicos y monetarios de los dos primeros países se han tomado en serio la recesión que perdura en casi todos las economías desarrolladas, los responsables de la gobernanza en la UE persisten en proclamar los riesgos de una finanzas públicas desequilibradas y recetan a todos los enfermos la consabida y ya sobradamente probada austeridad. Y en un ejercicio, que, siendo benévolo, quiero calificar de bienintencionado, en fechas recientes han incorporado a su discurso algunas referencias a la necesidad de aplicar medidas impulsoras del crecimiento, pero sin dar un solo paso en esa dirección. No son dictadas en cambio con tan buenas intenciones ciertas proclamas que vinculan las políticas de ajustes con su efecto positivo sobre el crecimiento económico. Después de varios años de recortes, está comprobado empíricamente las consecuencias inmediatas sobre el PIB y sobre el empleo; nada distinto, por otra parte, de lo que la teoría económica explica con meridiana claridad. Recientemente se han alzado voces en la zona euro desde algunos países exigiendo una mayor implicación del BCE en el despliegue de un abanico de medidas dirigidas a impulsar el crecimiento económico, animándole a seguir el modelo de la Reserva Federal y, más recientemente, del Banco de Japón (BoJ, en adelante). En principio, tengo que decir que muchos analistas han demandado casi desde el inicio de la crisis una participación más activa en la solución de los problemas, instando a las autoridades políticas europeas a abordar las reformas estructurales necesarias para habilitar al BCE con las mismas herramientas que disponen la FED, el BoJ y el Banco de Inglaterra. Estas reflexiones y propuestas nunca fueron atendidas, incluso en algunas instancias (el Bundesbak alemán) se consideraban como una manifiesta herejía que debía ser erradicada de manera inmediata. Medidas del BCE Draghi (lo he reiterado en varias ocasiones) imprimió su sello personal, se desmarcó sin complejos de la nefasta política de Trichet y se empleó a fondo hasta el límite de sus competencias, incluso en alguna ocasión en opinión de los inquisidores (el Bundesbank alemán) operando más allá de sus estrictas competencias estatutarias. Draghi mantuvo su línea con convicción y firmeza y adoptó una serie de medidas, inspiradas claramente en la política desarrollada desde hace muchos meses por la Reserva Federal. Bajada de tipos de interés, frente a las incomprensibles subidas implantadas por Trichet; inyecciones de liquidez sin límite de cantidad al sector bancario europeo; y programa de compra masiva de deuda pública de países periféricos. Todas estas medidas, cada una actuando de forma aislada, pero especialmente operando en conjunto como un paquete, han supuesto el mayor esfuerzo realizado institucionalmente para resolver algunos de los problemas más serios vividos recientemente en la UE: las crisis bancarias, que por su carácter sistémico corrían el riesgo de arrastrar a la zona euro a una fragmentación; y la crisis de deuda con las primas de riesgo desbocadas y a punto de provocar el colapso de las economías europeas. Pues bien, sin que podamos asegurar que ambas crisis están definitivamente superadas, sí podemos afirmar que sólo por la enérgica y contundente implicación del BCE la situación se ha aliviado de manera muy importante. Japón imita a EE UU Y así estábamos cuando irrumpe en el escenario el BoJ para anunciar un amplio programa destinado imprimir nuevos estímulos a la economía japonesa para superar la prolongada recesión. Medidas casi copiadas de las aplicadas por la FED. La tentación de pedir al BCE que siga la estela de la FED y el BoJ es inmediata. Pero al margen del tan debatido tema del diferente marco estatutario de uno (BCE) y otros (FED y BoJ), la situación no es comparable. En EE UU y Japón todos los responsables políticos, económicos y monetarios (gobiernos y bancos centrales) caminan en la misma dirección, persiguen los mismos objetivos y cada uno contribuye con los instrumentos a su alcance para implantar unas políticas que contribuyan al objetivo básico definido, que no es otro que combatir con energía la temida y prolongada recesión. Nº 204 MAY?13 Hay un paquete completo de medidas de política monetaria, fiscal y financiera y unas instituciones actuando de manera coordinada y coherente con el objetivo último de recuperar el crecimiento económico. Plan de ajuste En Europa muchas voces identifican el plan de ajustes de las finanzas públicas con el objetivo final; en ocasiones son esas mismas voces las que piden la intervención del BCE para estimular las economías. Flagrante contradicción. Eso es exigir al BCE lo que no está a su alcance, con independencia de que si queremos más acción del BCE se le debe dotar de los instrumentos adecuados, como ya se ha pedido en reiteradas ocasiones, y eso sólo es posible con la decisión política de los miembros de la zona euro de adecuar los estatutos a las nuevas misiones que se le piden, más allá de vigilar estrechamente la evolución de la inflación. Un rasgo de la política de los Gobiernos de EE UU y Japón, respaldada por sus bancos centrales es la defensa de su competitividad para fomentar las exportaciones a través de un objetivo intermedio, la depreciación de sus divisas; objetivo que está perjudicando a los países de la zona euro ante la pasividad de las autoridades europeas. Mientras nuestra divisa sufre en los mercados internacionales, el Eurogrupo se pierde en debates sobre las nuevas fórmulas de ajuste y si los depositantes deben contribuir o no en los eventuales rescates que puedan abordarse en el futuro. Y es que lo ocurrido recientemente con Chipre es el ejemplo de la desorientación y la falta de criterio de las autoridades europeas. Todo apunta a que hasta septiembre, fecha de las elecciones alemanas, aquí en Europa no se va a mover nada.

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