Qué
Cuándo

Página 8 del número 197, de octubre de 2012

pg8 opi lucas 20/9/12 16:36 Página 1 8 opinión Es la hora de las decisiones E l período vacacional ha transcurrido dentro de una aparente tranquilidad, en contraste con la etapa más convulsa vivida en los meses de junio y julio. Acostumbrados en años anteriores a sufrir los duros ataques de los mercados tanto en Bolsa como en la prima de riesgo, este plácido agosto puede transmitir la sensación de que por fin la crisis está superada. No nos fiemos de las apariencias y, menos aún, los españoles, que hemos acaparado el protagonismo en los últimos meses a costa del temido rescate. Ha pasado a un segundo plano el debate austeridad-crecimiento y sólo hay espacio para el rescate español. Todo apunta a que seguiremos por más tiempo en el foco de las próximas cumbres europeas, del análisis de los economistas y, por supuesto, de los mercados financieros. Pero el verdadero protagonista del verano ha sido el BCE; una vez más hay que reconocer la gran contribución que Draghi está haciendo para evitar el colapso de la Zona Euro. Es obligado reconocer que Draghi es el político europeo con auténtica visión global de los problemas y que decide y actúa con mayor responsabilidad, siempre al límite las competencias fijadas en los estatutos del BCE y aguantando las presiones del temido LUCAS HERNÁNDEZ Economista Bundesbank, que sigue anclado en la ortodoxia más rancia. Una vez más el BCE se implica directamente en la solución de la crisis europea con el anuncio de la medida más contundente (y polémica) que ha adoptado en los últimos años: la compra sin límites de deuda pública de países en crisis, medida que está diseñada a las necesidades de la economía española. Hasta aquí, la buena noticia. La menos buena es que el programa de compra se activará bajo una estricta condicionalidad y a petición expresa del país beneficiario, lo que abre la puerta al temido rescate formal con imposición de nuevas y más duras medidas. Más ajustes y reformas Pero no nos engañemos ni nos hagamos trampas en el solitario. Si se deciden nuevos ajustes no va ser consecuencia del rescate, sino de las dificultades para conseguir el déficit público comprometido con Bruselas, que es el eje fundamental de nuestra política económica. No basta con cumplir el 6,3% en 2012, hay que preparar la economía para alcanzar el 4,5% en 2013 y el 3% en 2014. Con rescate o sin rescate, asumida la política estricta de control del déficit, no hay otra salida que continuar con el plan de ajustes y de reformas estructurales. En mi opinión lo fundamental no es el rescate, sino las reformas que están en fase de gestación, como han anunciado los responsables económicos, al margen de la petición o no del rescate. Lo verdaderamente urgente es conocer el alcance, contenido y calendario del paquete reformista en estudio. Y la medición del impacto de las reformas a emprender, es decir, el coste económico de los nuevos ajustes. Porque las reformas conllevan, siempre, un importante coste. La reforma financiera supone un incremento de la deuda pública de 60.000 millones en el escenario más optimista, sin contar los costes derivados de la restructuración interna de las entidades acogidas al plan de saneamiento. Tenemos que acabar con la visión que a veces se nos quiere imponer de que las reformas (por supuesto, estructurales) no incorporan costes a corto plazo sobre una economía sumamente debilitada. No perdamos el tiempo en discusiones semánticas que eluden la verdadera situación de fondo. El único que una vez más ha hecho los deberes y ha dado ejemplo es el BCE y muy especialmente su presidente. Los demás responsables económicos se pierden en alambicados y sesudos debates sobre la unión bancaria, supervisión única, Nº 197 OCT?12 unión política, ...; todos ellos necesarios para construir un futuro mejor en una Europa unida, pero estériles para resolver los problemas más acuciantes. Y es que seguimos incurriendo en los mismos errores, y uno muy repetido es el del gradualismo. Vuelvo a tomar como ejemplo la reforma financiera. La petición de ayuda financiera para el sector bancario español pretendía evitar el rescate completo de nuestra economía. Al final, la peligrosa mentalidad gradualista que dirige las decisiones en todos los responsables europeos nos ha llevado a un punto en el que aún no se ha iniciado prácticamente la restructuración bancaria y nos encontramos a las puertas del rescate que queríamos evitar. La estela del BCE En consecuencia, es hora de seguir la estela del BCE. No tengo ninguna duda de que, tras la adopción de las recientes medidas no convencionales, volverá en próximas reuniones a actuar en el marco de la política monetaria tradicional decidiendo nuevas rebajas de tipos de interés que sirvan de estímulo en la alicaída economía europea. Esperemos que los demás responsables económicos abandonen su mentalidad gradualista y aborden con medidas concretas y eficaces los problemas del momento. Hay que sustituir tanto sesudo análisis, que en ocasiones sólo reflejan dudas, por la acción y la toma de decisiones: rescate, reformas (o ajustes), consecución del déficit público y, por encima de todo, políticas de estímulo al crecimiento, no manifestaciones bienintencionadas pero carentes de contenido.

Página 8 del número 197, de octubre de 2012
Número 196Número 197, de octubre de 2012Número 198

Número 197, de octubre de 2012