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Página 6 del número 194, de julio de 2012

6 opinión lucas 21/6/12 08:14 Página 1 6 opinión Seguiremos sin crédito U no de los argumentos más repetidos en las últimas semanas es que las distintas medidas de política económica adoptadas por las autoridades nacionales y las instituciones europeas están siendo tomadas con el fin de lograr que de una vez por todas se abra la ventanilla del crédito para impulsar el crecimiento y la creación de empleo. El argumento, bienintencionado y voluntarista, ha vuelto a repetirse insistentemente a raíz de la petición de ayuda financiera al fondo de rescate europeo para realizar (¡por fin!) el saneamiento y recapitalización simultánea del sector bancario español. No voy a entrar en los detalles de las condiciones que Bruselas va a imponer al sector en su conjunto ni de las específicas para las entidades que acudan al régimen de ayudas; tampoco voy a analizar el impacto que tales medidas van a tener a corto y largo plazo sobre nuestro sistema financiero. Me voy a limitar a exponer mi punto de vista sobre la previsible evolución del crédito a la economía real tomando como referencia la situación interna del sistema bancario y la estructura financiera del sector empresarial. Hago, por tanto, abstracción del impacto de la condicionalidad que la Comisión Europea va a fijar para todo el sistema financiero español que, sin duda alguna, limitará aún más la capacidad actual de la banca para hacer fluir el crédito. LUCAS HERNÁNDEZ Economista En el artículo del mes de junio exponía que la única reestructuración que habían realizado nuestras entidades bancarias había afectado al exceso de capacidad productiva sobrevenido tras la crisis de 2007, y que se había traducido en una significativa reducción de plantilla y de las oficinas operativas. En esencia, el ajuste se había limitado a actuar sobre esas dos variables, quedando pendiente la resolución del verdadero problema de fondo que por fin se va a acometer ahora: saneamiento de todos los activos problemáticos y recapitalización de los bancos. Débil estructura de los balances bancarios Menos se ha hablado y analizado otro problema también de índole estructural; me refiero a la débil estructura de los balances bancarios, con una excesiva dependencia de los mercados financieros internacionales. Los bancos españoles habían cubierto sus necesidades de fondos apelando a unos mercados en los que los bancos alemanes acudían a colocar sus ingentes excedentes de liquidez que no podían invertir en su mercado por la falta de demanda de inversión. Como en todo mercado eficiente, la demanda (española) se complementaba con una oferta (alemana) y todos conseguían sus objetivos. Es el momento de recordar y afirmar con toda claridad que sin los recursos de los bancos alemanes no se hubiera podido expandir el crédito en España. El resultado es que la banca española tiene un elevado endeudamiento externo, que los mercados internacionales están herméticamente cerrados y que existen serias dificultades para refinanciar las deudas. No hay otra alternativa que reducir sensiblemente los niveles actuales de deuda. Es la gran tarea pendiente y ahora ya no se puede aplazar. En los últimos meses las entidades han vivido en un espejismo suscitado por las generosas inyecciones de liquidez del BCE; dimos la bienvenida a los fondos del BCE pero ya dijimos que era una simple medida paliativa que no tenía carácter estructural. Reducción de activos Y ahora la tarea pendiente pasa a ser la más urgente. Es inaplazable el objetivo de fortalecer la estructura de balance de los bancos españoles, que pasa inevitablemente por corregir los desequilibrios generados por el mecanismo de financiación utilizado en la fase expansiva del crédito. Y ello exige acometer de manera inmediata una reducción del activo, desprendiéndose de los no estratégicos. La actividad crediticia es el negocio nuclear para la banca y por tanto no debería verse afectado por el ajuste del balance; pero, en la medida en que la venta de acti- Nº 194 JUL?12 vos no se podrá abordar en la cuantía necesaria para realizar el ajuste, sólo es posible actuar a corto plazo sobre la inversión crediticia, en espera de una recuperación de los mercados que permita colocar otros activos. En esta situación de balance la ortodoxia financiera impone a los bancos una política de prudencia en la gestión de la actividad crediticia. También el sector empresarial (y las familias) están soportando las consecuencias de la alegría crediticia en los años anteriores a la crisis. Ciertamente sin el impulso de actividad empresarial no hubiera sido posible el largo ciclo de crecimiento económico. Pero una parte importante de los recursos conseguidos a través del crédito no fueron canalizados a actividades productivas sostenibles, y el fin del ciclo expansivo impide atender los compromisos contraídos con los bancos. Impulso al crecimiento La solución es la misma que en el sector financiero: saneamiento de los activos dañados y reducción intensa del endeudamiento acumulado. La alternativa no es más deuda, porque ni la banca está en condiciones de conceder más crédito, ni el sector empresarial goza de fortaleza financiera para soportar nuevos pasivos. El círculo perverso sólo se puede romper por una vía, la vía del impulso al crecimiento, inyectando nuevos recursos al sistema económico, que canalizados por los agentes económicos hacia actividades productivas generen valor añadido para atender los saneamientos necesarios y normalizar el flujo crediticio. Mientras tanto, los anuncios de una recuperación próxima del crédito no son más que manifestaciones retóricas sin fundamento en la realidad financiera de bancos y empresas. Sigamos confiando en Berlín y Bruselas.

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