Página 5 del número 191, de abril de 2012
opi lucas 23/3/12 09:23 Página 1 opinión 5 Sin crecimiento no hay crédito E n el artículo del mes pasado, hice una reflexión sobre el activo papel que está protagonizando el BCE desde la llegada a la presidencia de Mario Draghi. Comenté que era la única institución que, en mi opinión, está actuando con visión global de los problemas que invaden a todas las economías europeas. Resaltaba que, en el marco de esa visión global, había conseguido aliviar y controlar las dificultades de los Tesoros para colocar sus emisiones de deuda pública, y de los bancos europeos sometidos a una presión continua de los mercados. La imaginativa fórmula de inundar de liquidez a toda la banca había actuado como medida paliativa eficaz y contundente. ?Por supuesto que estas medidas no van a poner fin a los problemas?, afirmaba ya al final del artículo. Un mes después puedo decir que poco hemos avanzado en el escenario económico europeo. Se ha alcanzado, por fin, un acuerdo sobre el segundo rescate de Grecia, con quita incluida por parte de los inversores privados; pero los mercados siguen temiendo que no estamos ante la solución definitiva de los problemas griegos. Por otro lado, no me parece nada edificante ni ejemplar la decisión adoptada por el Eurogrupo con relación al déficit público español. La imagen que se ha trasladado a la opinión pública es que el modelo de gober- LUCAS HERNÁNDEZ Economista nanza que rige en la toma de decisiones en las instituciones comunitarias se asemeja más a un mercado persa que a un foro institucional que analiza con rigor los problemas a abordar y decide con coherencia y en defensa del bien común: ni el 4,4% inicialmente previsto, ni el 5,8% acordado por el Gobierno, sino el 5,3% y no se hable más. ¡Ah! Y en 2013, el 3%. No hemos avanzado nada, los mismos paradigmas instalados desde el inicio de la crisis, a pesar de que día a día vemos que la dureza de la crisis económica se alimenta con las propias medidas de austeridad. Crédito a la economía real Algunos representantes institucionales han querido aprovechar la actuación del BCE para reclamar que las entidades bancarias destinen buena parte de la liquidez inyectada al sistema a impulsar el flujo del crédito a la economía real y así iniciar la senda del crecimiento de la recuperación del empleo. Como expliqué en el artículo del mes pasado, la banca europea ha sido la gran beneficiaria de la generosa actuación del BCE, porque ha optado por invertir una parte significativa en deuda pública obteniendo una rentabilidad adicional para su menguante cuenta de resultados. Es decir, los recursos líquidos inyectados por el BCE han sido dirigidos al sector público, ante la expectativa de una atractiva rentabilidad sin riesgo. Han llovido las críticas al sector bancario por esta decisión, que en su opinión castiga al sector empresarial. Comprendo esta posición, pero no la comparto. Aunque tampoco estoy plenamente de acuerdo con la decisión de los gestores bancarios. La economía española tiene un problema serio, muy serio, de endeudamiento, y fundamentalmente de endeudamiento privado, que supera el 300% del PIB. De ahí que de forma reiterada se haya planteado la necesidad de que los agentes económicos reduzcan rápidamente su actual nivel de deuda. Este proceso lo denominan los técnicos financieros como desapalancamiento. El primer sector fuertemente endeudado, además en los mercados internacionales, es el bancario. Y una de las finalidades del manguerazo del BCE era que los bancos puedan atender al venci- ?Quiero romper el argumento que apunta que la falta de crédito está impidiendo el crecimiento. La realidad es otra: no hay crecimiento, no hay proyectos de inversión rentables, en definitiva, no hay demanda de crédito solvente? Nº 191 ABR?12 miento de los compromisos contraídos y así reducir su posición deudora ante los mercados. Pero los bancos han optado por lo fácil: rentabilizar de inmediato unos recursos generosamente cedidos por el BCE, olvidándose de que su actual nivel de endeudamiento va a dificultar aportar el crédito necesario para financiar el crecimiento económico cuando el ciclo cambie definitivamente. Empresas y familias endeudadas Me gustaría resaltar este punto: el crédito financiará el crecimiento cuando se vuelva a la normalidad económica. Quiero romper el argumento que apunta que la falta de crédito está impidiendo el crecimiento. La realidad es otra: no hay crecimiento, no hay proyectos de inversión rentables, en definitiva, no hay demanda de crédito solvente. Por tanto, no pidamos a las entidades bancarias que resuelvan problemas que trasciende su ámbito de actuación. Bastante tienen con atajar sus propias debilidades, aunque, como acabo de exponer, poco están haciendo para reducir su elevado nivel de deuda. Tarea en la que las propias empresas y familias deben emplearse también a fondo para controlar el excesivo apalancamiento de nuestra economía, que puede actuar como un freno importante para incorporarnos al crecimiento económico cuando de una vez por todas superemos los problemas actuales, que la austeridad implantada desde Alemania y gestionada de forma obediente por los eurócratas de Bruselas no van a resolver. Es en estas instancias donde se debe tomar conciencia de la necesidad de adoptar medidas eficaces para impulsar el crecimiento que genere empleo.