Página 6 del número 187, de diciembre de 2011
6 opi lucas 18/11/11 12:38 Página 1 6 opinión Algo se mueve E n las últimas semanas, los responsables políticos de los gobiernos y de las instituciones europeas han desarrollado una actividad frenética: reunión del G-20, cumbre de jefes de Estado, Ecofin? Analizar las decisiones, acuerdos y filtraciones que han acompañado a las reuniones es un ejercicio que nos puede llevar, una vez más, a la melancolía. Fracaso en el intento de ampliar el fondo de rescate hasta un billón de euros, por el desinterés de los países emergentes, que consideran que es un asunto que deben resolver en primera instancia los países europeos. Desde Alemania se filtra que tienen en estudio modificar el actual sistema de votación en el seno del BCE para conseguir mayor poder en la toma decisiones. ¿La única institución realmente independiente sometida a los viejos dogmas alemanes? Plan para recapitalizar los bancos europeos de carácter sistémico. Propuesta que tendría un efecto muy positivo, si hubiera sido enfocada en la dirección correcta. Pero la decepción es mayúscula. Nadie duda de que los problemas de los bancos europeos tienen un doble origen: los activos tóxicos que los bancos franceses y alemanes aún mantienen en sus carteras, pendientes de sanear en cuantía importante; y los riesgos inmobiliarios de los ban- LUCAS HERNÁNDEZ Economista cos españoles, que con ritmo desigual todos están ajustando a su valor de mercado. Pues bien, las autoridades europeas sentencian que el problema bancario reside en las carteras de deuda soberana, al tiempo que ignora el verdadero foco del problema. De nada sirve que Dexia haya tenido que ser rescatada por los gobiernos de Francia, Bélgica y Luxemburgo por su exposición a los activos tóxicos vinculados a las hipotecas subprime. Recapitalización de la banca Pues bien, según los sesudos responsables europeos, es la banca española la más necesitada de recapitalización, mientras los bancos franceses y alemanes se van de rositas, gracias a unos discutibles criterios contables que entran de lleno en la famosa ingeniería financiera. Pero, más bien pronto que tarde, todos los bancos van a tener que acometer nuevos procesos de recapitalización. Todos sin excepción: franceses, alemanes, españoles; sistémicos y no sistémicos. Porque exigir más capital sólo a los grandes (sistémicos) y no al resto implica que los no capitalizados difícilmente van a merecer la confianza de los ahorradores e inversores; serían bancos de segunda división. Mientras tanto, el día a día de las familias y empresas sigue sumido en la desconfianza más absoluta. Y para eso están los datos más recientes, para hablarnos de la tozuda realidad y presentarnos unas previsiones de futuro que nos anuncian, ya sin titubeos, la inminente entrada en recesión en toda Europa. Son cálculos de la Comisión Europea: mal el tercer trimestre de 2011, peor el cuarto, un inicio de 2012 lleno de dificultades y esperanza de mejora en la parte final de 2012. Sería muy fácil concluir que la realidad va por un lado, a la recesión; y las decisiones oficiales, por otro. Pero afortunadamente se están notando signos de cambio. La bajada de tipos de interés del BCE es la mejor noticia que hemos conocido en noviembre. Tímida, sólo un 0,25, pero tenemos que confiar que es el anticipo de futuros recortes. La buena noticia será recibida con alegría por muchas familias y empresas con deudas referenciadas al euríbor. Se trata de una medida concreta, con impacto muy beneficioso para la economía real y con efectos inmediatos. Pero no considero menos importante el cambio que se está produciendo en el debate teórico y académico sobre la crisis europea. Cada vez son más numerosos los expertos que demandan políticas expansivas y mayor im- Nº 187 DIC?11 plicación del BCE en la compra de deuda soberana. La avalancha reciente de contundentes datos negativos de crecimiento y empleo, sin riesgos reales de inflación, ha hecho reflexionar a muchos ortodoxos bienintencionados, que solo bebían en fuentes alemanas. La labor del BCE Al BCE se le piden dos cosas: más bajadas de tipos y un plan generoso de compra de deuda pública. Se ha demostrado que sólo el BCE es capaz de controlar y reducir las desbocadas primas de riesgo. En cuanto retomó las compras, la prima italiana se relajó de manera notable. Ya sabemos todos que el Estatuto actual limita su actuación al control de la inflación, pero en estos momentos de riesgos inflacionistas en mínimos, es la hora de que el BCE asuma el mismo papel protagonista que la FED en EE UU. Ni más ni menos, y siempre más de lo que está haciendo hasta ahora. No me cabe ninguna duda de que los intentos alemanes de tener mayor control sobre el BCE es la respuesta a las peticiones crecientes para que el BCE se comprometa en una política activa de compra de deuda, como la vía más eficaz para reducir los costes de financiación de los gobiernos y, por extensión automática del efecto, de las familias y empresas. ¿Hablamos de los mercados? Observen el gráfico de la Bolsa de los últimos meses: es lo más parecido a una gigantesca montaña rusa, en la que los menos expertos asumen riesgos incontrolables de estrellarse. Como les considero inversores prudentes, les sigo recomendando paciencia.