Qué
Cuándo

Página 6 del número 186, de noviembre de 2011

pg.6 19/10/11 13:32 Página 1 6 opinión Tiempo de espera LUCAS HERNÁNDEZ Economista D esde el anterior artículo publicado en Castilla y León Económica, nos ha caído una inmensa catarata de malas noticias, que complican aún más el entorno económico y financiero en el que se desenvuelven los mercados. Paradójicamente, las mejores sensaciones provienen de la Bolsa y del mercado de Deuda Pública, que no se han visto afectados, aparentemente, por la aparición de nuevos y preocupantes problemas. En las últimas semanas hemos asistido a frecuentes intervenciones por parte de responsables de distintas instituciones públicas (UE, FMI, BCE) haciendo nuevas propuestas dirigidas a aliviar las tensiones en los mercados. Mucha solemnidad en las declaraciones y en las propuestas, pero ninguna decisión. Todo queda en meros globos sonda y debates estériles. Las decisiones siguen esperando, pero no estamos para esperas. Para empezar, el BCE se atrinchera en su posición de guardián estricto de la inflación en Europa y decide no bajar los tipos de interés. No ha existido jamás tanta unanimidad entre los agentes financieros sobre la oportunidad, incluso necesidad, de relajar la política monetaria, alineando los tipos del euro con los del dólar y la libra esterlina. Pero el BCE está empeñado en marcar su propio camino, desmarcándose de la Reserva Federal norteamericana y del Banco de Inglaterra. Es una medida que queda aplazada para próximas reuniones en el mes de noviembre o, puestos a pensar mal, en diciembre. Liquidez para los bancos En compensación a su perseverancia en una política restrictiva, el BCE activa un viejo paquete de recetas ya aplicadas tras la quiebra de Lehman en septiembre de 2008: aportación de liquidez sin límites de cantidad al sector bancario europeo a través de subastas mensuales de dinero y compra de deuda emitida por Bancos europeos por importe de 40.000 millones de euros. Un análisis rápido de los acuerdos del BCE nos lleva a una conclusión contundente: la mayor preocupación de las autoridades monetarias se centra en la actual situación (¿de debilidad?) de la banca europea. Y dado el pistoletazo de salida por parte del BCE con el anuncio de estas medidas de apoyo a los bancos, los líderes europeos y de organismos internacionales complementan la propuesta con el anuncio de un segundo paquete de recapitalización de bancos. ¿Y quiénes son los principales beneficiarios de estas nuevas ayudas? Casualmente los bancos franceses y alemanes. Sospechosa unanimidad, ninguna voz crítica. Nadie protesta por la compra por el BCE de deuda (privada) bancaria, en cambio se desata una tormenta dialéctica cuando el propio BCE aplica un programa de compra de Deuda (pública) de Italia y España, que culmina con la dimisión de una personalidad destacada dentro del órgano de dirección de BCE. (No es relevante para el caso que nos ocupa decir que el dimisionario es alemán). Insisto, parece que sólo preocupa en estos momentos el sector bancario europeo. Por cierto ¿tan mal está? Pero ¿quién se ocupa y preocupa por la economía global y por el sector real en particular? De entrada, digamos que la inyección de liquidez, la compra de deuda bancaria o la recapitalización de los bancos no van a tener el menor impacto inmediato para restablecer la necesaria fluidez del crédito a empresas y familias. A medio y largo plazo nadie puede negar que afectará de forma positiva al crecimiento del crédito. Pero, repito una vez más, no estamos para esperas. Es un paquete de medidas directas para ayudar a un sector, el bancario; pero falta altura de miras al diseñar un paquete de medidas, es la hora de políticas de estímulo que beneficien a la economía global. Reducción de tipos de interés Y en este punto, hay que pedir, ahora con más énfasis, la necesaria reducción de tipos de interés, por ser una decisión de alcance general, y con impacto muy directo sobre empresas y familias, fuertemente endeudadas, y que con la reducción de tipos se podrán beneficiar de una disminución de la elevada carga financiera que soportan actualmente. Bajar de manera inmediata los tipos hasta el 1% es aplicar una medida directa (directísima, diría yo) de estímulo económico. La política monetaria tiene un amplio recorrido dentro de la política económica global, frente a otras políticas, como la fiscal, de aplicación más limitada en el contexto presente. Por otro lado los temidos riesgos inflacionistas que comportan una bajada de tipos son mínimos. La inflación está controlada y la amenaza creciente de recesión económica reduce de forma significativa las tensiones sobre los precios. Un segundo efecto claramente expansionista de una reducción de los tipos actuales lo encontramos en el impacto sobre el tipo de cambio del euro, Nº 186 NOV?11 que cedería posiciones frente al resto de divisas con las que compite en el mercado de exportaciones, el único motor actual del crecimiento en la UE. Pero doctores tiene el sacrosanto BCE, donde se tienen gravados unos dogmas que la crisis ha tirado por tierra, y a los agentes económicos y financieros sólo les queda esperar sus decisiones. Y en esta ocasión la banca europea (francesa y alemana, repito) va bien servida. A familias y empresas les toca seguir esperando. No han sido las únicas decisiones aplazadas. Se han abierto debates muy interesantes y oportunos, con propuestas que pueden ser muy eficaces para conseguir la estabilidad en la zona euro, pero que aún no han merecido la aprobación de los custodios de los dogmas ortodoxos. Pero muchas de las ideas debatidas terminarán siendo aceptadas e implantadas. Más esperas. No se ha aprobado aún la aportación a Grecia del último paquete de ayudas correspondiente al primer tramo pactado por la UE, BCE y FMI. Está aplazado y pendiente de aprobación por todos los países de la UE el Fondo de Rescate, instrumento financiero fundamental para implementar varias medidas que garanticen la estabilidad de la UE. Más atrasada está aún la decisión de incrementar la dotación actual al Fondo y el aumento de funciones para las que no fue concebido inicialmente, pero de gran ayuda para paliar la crisis de los mercados: compra de Deuda Pública y participación en los nuevos programas de recapitalización de los bancos. Eurobonos Se habla mucho, pero nada se decide, sobre la creación de los Eurobonos, que sería otro instrumento sumamente eficaz para ayudar a la reducción de las insostenibles primas de riesgo de varios países de la UE. Recibe críticas feroces procedentes del flanco duro, pero les aseguro que terminará siendo implantado, si queremos dotarnos de instrumentos eficaces para el futuro inmediato. Y podríamos continuar. Pero con esta muestra es suficiente para reflejar la pereza de los responsables de las instituciones públicas. Mientras tanto, están cada vez más extendidas las opiniones que apuntan a un escenario próximo a la recesión para finales de 2011, con extensión a prácticamente todo 2012. Así como la conveniencia de aplicar una política de austeridad que nadie discute, conforme a un calendario más acomodaticio. Comprenderán que con estas premisas que les he expuesto, mi opinión sobre los mercados financieros se mantenga negativa. Pueden producirse reacciones alcistas, incluso intensamente alcistas, pero cuando los mercados no se sustentan sobre fundamentos sólidos, los movimientos de subida no son creíbles. Y, por supuesto, no definen tendencia. Y, en estos momentos, lo que se puede decir es que los mercados no tienen rumbo. La elevada volatilidad, tanto a la baja como al alza, es un síntoma claro de que están perdidos, y si usted es un inversor-ahorrador prudente, lo mejor que puede hacer es ¡esperar!

Página 6 del número 186, de noviembre de 2011
Número 185Número 186, de noviembre de 2011Número 187

Número 186, de noviembre de 2011