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Página 5 del número 185, de octubre de 2011

pg5 opi lucas 21/9/11 09:22 Página 1 opinión 5 Pérdida de confianza E n mal momento inicio esta colaboración con Castilla y León Económica. Todos los meses pretendo compartir en voz alta algunas reflexiones personales sobre el comportamiento de los mercados financieros y las variables económicas que inciden en la evolución de los mercados. El mes de agosto nos ha puesto a todos ante la cruda realidad: las economías desarrolladas no tiran. Y ocurre lo mismo a un lado y otro del océano. Nos hemos pasado todo el año hablando de ajustes presupuestarios y de rescate de países con problemas de deuda y déficit público, considerando que resolviendo estos problemas, atacando estas variables, la confianza de todos los agentes económicos se recuperaría de forma casi automática, y el efecto sobre el crecimiento económico sería inmediato y positivo. Nadie pone en cuestión la necesidad de exigir una mayor disciplina presupuestaria, única vía para controlar déficits públicos que puedan ser ingobernables. Nadie en su sano juicio económico puede dudar de que países con severos problemas de deuda pública son un serio riesgo para la estabilidad del euro y de toda la UE. Todos los analistas coinciden en que los países que reciben ayudas deben aplicar un rigor del LUCAS HERNÁNDEZ Economista que han carecido en los años de crecimiento y de euforia. Hasta aquí todo el mundo de acuerdo. Si recuperamos los sesudos debates de los siete primeros meses podemos comprobar que esas variables económicas ocupan el centro de los análisis, diagnósticos y medidas propuestas. Y entre estas medidas, una muy importante: dos subidas de tipos de interés por parte del BCE, protagonista indiscutible en todos los foros económicos. Subidas aplicadas en solitario por nuestro BCE, frente a las políticas monetarias absolutamente relajadas, es decir, claramente expansionistas, aplicadas por la FED en la economía norte americana y por el Banco de Inglaterra. Valores refugio Y llegó el mes de agosto, y los mercados dictaron su sentencia: ventas, ventas y más ventas de toda clase de activos financieros (renta variable y deuda pública fundamentalmente). Los mercados se hunden y los inversores buscan valores refugio. Síntoma claro de una crisis de confianza total. Algunos han actuado como intérpretes de la decisión de los mercados: los ajustes de los países en crisis son insuficientes; la deuda pública de determinados miembros de la UE está incontrolada y se deben aplicar políticas presupuestarias más restrictivas en gasto e inversión. Los mercados no hablan, sólo compran y venden. Y en agosto vendieron sin contemplaciones y sin mirar los precios, que se desplomaban día a día. Pero siempre es por algo. Y, en mi modesta opinión, no era para exigir más ajustes. Lo que subyace en las decisiones de venta de agosto es una falta de confianza en las economías desarrolladas, el temor a que no vamos a tener crecimiento sostenible durante un período prolongado. Y sin crecimiento económico, los mercados financieros no pueden subir. Caen los beneficios de las empresas, la inversión se retrae y casi desaparece, los consumidores no gastan, las empresas no venden y no necesitan invertir, como consecuencia los benefi- ?Lo que subyace en las decisiones de venta de agosto es una falta de confianza en las economías desarrolladas, el temor a que no vamos a tener crecimiento sostenible durante un período prolongado? Nº 185 OCT?11 cios siguen cayendo. Y así, dentro de un círculo vicioso y perverso. Las políticas económicas exigidas a casi todos los países han provocado esta espiral depresiva. Y por si fueran escasos los ajustes aplicados, el BCE echa más leña al fuego con la subida de 0,50 puntos en los tipos de interés. Afortunadamente, el foco de los problemas parece que pasa por las enormes dificultades para crecer que muestran las economías desarrolladas. Nadie renuncia a exigir menos déficit público y deuda pública controlada. Pero creo que es la hora de impulsar el crecimiento económico, porque sin crecimiento no hay salida posible de la crisis. Llevamos ya cuatro largos años de profunda crisis, no se perciben ni brotes verdes, ni la luz al final del túnel. Todo apunta a que tenemos crisis para rato. Y el crecimiento no surge por generación espontánea, se necesitan estímulos. Políticas de estímulo ¿Hacer compatible políticas de ajuste con políticas de estímulo? Por supuesto. Y, para empezar, que el BCE devuelva a los tipos de interés el medio punto que ha subido de forma inexplicable. Mientras todo esto no ocurra, hay que olvidarse de la Bolsa. Y para valores refugio, activos tan estrambóticos como el oro, el dólar o el franco suizo, o la misma deuda pública alemana, mejor confíe en su banco o caja habitual y negocie un buen tipo de interés para sus ahorros. ¡Y a esperar mejores tiempos!

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