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Página 76 del número 182, de julio de 2011

opi julio 20/6/11 12:02 Página 1 76 opinión D urante varios años hemos visto que la política económica, por el hecho de ser política y no por llevar un apellido tan ilustre, se ha limitado a dar capotazos a la crisis en busca de conseguir llenar de papeletas unos cubículos llamados urnas y es precisamente en el recuento de votos cuando se ha manifestado algún tipo de ortodoxia científica. Así las cosas, no es extraño que los españoles vivamos con mayor incertidumbre según van pasando los meses. Lo que sí que me ha resultado curioso es que no hayamos visto ningún anuncio pidiendo el voto para Merkel pues, en definitiva, en esta última etapa es la que está dirigiendo los designios de nuestro país. No obstante, con independencia de las medidas que se tomen desde Bruselas (y no descarten un rescate) lo cierto es que no nos va a ser nada fácil abandonar la caída libre en la que nos encontramos. De hecho, algunas intervenciones políticas han llegado a asustarme cuando decían que teníamos que dar un paso adelante. ¿Es adecuado dar ese paso cuando nos encontramos al borde del precipicio? Supongo que será un lapsus lingue, a no ser que el desconcierto lleve a ignorar la situación que estamos viviendo. La cuestión es que sólo se está hablando de dinero y como sabemos éste no tiene utilidad en sentido económico, sino que la utilidad es la que se deriva de su utilización. Por lo tanto, tapar agujeros con papel no re- Un paso adelante JAVIER MÉNDEZ LIRÓN Economista suelve los problemas de fondo ya que, cuando se volatilice, volverán a aparecer, como ha sucedido con Grecia, incluso con peores consecuencias pues al haber dilapidado el regalo se deberán hacer ajustes más profundos, no tanto por su concepto como por sus consecuencias. Como ya dijimos en algún momento anterior, los problemas económicos se resuelven aportando soluciones económicas no políticas, habrá que repetirlo hasta que el mensaje llegue al Olimpo de los decisores. Criterios económicos Y esto es así porque los sistemas de asignación son diferentes cuando se aplican criterios económicos que cuando lo que se utiliza son criterios políticos. En el primer caso buscan la resolución del problema económico, en el segundo tratan de resolver el problema del voto, dando lugar a asignaciones, en el mejor de los casos, ineficientes. Si seguimos a Richard Lipsey y Kevin Lancaster cuando enuncian la teoría del segundo mejor óptimo (convenientemente olvidada por la clase política), veremos que cuando existen imperfecciones en el mercado, eliminar sólo una no mejora necesariamente la eficiencia asignativa. Así, por ejemplo, podemos observar cómo cuando se subvencionan determinados tipos de contratos, el efecto que se produce no es el de una mejor asignación sino, probablemente, el de una ganancia de imagen ante la percepción de determinados grupos de que existe preocupación por ellos. Si se subvencionaran contratos a media jornada para jóvenes con la intención de disminuir el paro juvenil, no tardaríamos mucho tiempo en ver cómo algunos contratos fijos se substituirían por dos contratos a media jornada. Y aunque el paro disminuya y los políticos saquen pecho, no se habrá resuelto el problema a ninguno de los participantes. Si lo que se subvenciona es el contrato a mujeres, veremos cómo aumentarán los contratos de éstas pero lo harán a costa de los contratos realizados a hombres - al no aumentar el número de empleos se trataría de un juego de suma nula-, con lo cual no se habría resuelto nada y simplemente se trataría de políticas tendentes a captar voto. Aún así, nos lo venderían como una sensibilidad hacia las personas, hacia los trabajadores, etc. Aunque siempre en esos casos nos acordarnos de P.J. O?Rourke cuando afirmaba que ?a los políticos les interesa la gente, lo cual no siempre es una virtud. También a las pulgas les intere- Nº 182 JUL?11 san los perros?. Pero no echemos la culpa totalmente a los políticos puesto que si la democracia tiene alguna virtud es la de que ningún miembro del parlamento puede ser más incompetente que aquéllos que le han votado, como afirma Elbert Hubbard. Espejismos En cuanto a determinadas soluciones y medidas propuestas, no tardaremos en comprobar cómo no son más que espejismos dentro del desierto intelectual que nos sirve como paisaje de fondo y al que últimamente se rinde culto. Hablamos de espejismo puesto que si bien en primera instancia veremos resultados positivos, éstos no serán más que fruto del efecto de autocumplimiento que rige las decisiones políticas. La publicidad y la inversión públicas convertirán en verdad algo que no lo es. Su duración por tanto será efímera. El efecto Pigmalión sólo tuvo final feliz en el relato de Ovidio, aunque para conseguirlo tuviera que intervenir la divina Afrodita. En nuestro caso pensamos que los dioses bastante tienen con Grecia como para venir a resolver los problemas de nuestro país. Y menos aún cuando nuestro destino, si no variamos el rumbo, es acompañar en su pena a Sísifo condenado por similares motivos. Se seguirán tomando medidas, se cambiarán leyes y se realizarán nuevos ataques a los derechos de los trabajadores, puesto que nuestra competitividad se basa en el precio y no en la calidad y mientras el diferencial de precios laborales con los países emergentes no se invierta no habrá muchas posibilidades de crear empleo estable. No obstante, podemos sentirnos satisfechos sabiendo que la subidas de impuestos que sufrimos sirven para pagar los crédi-

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