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Página 3 del número 178, de marzo de 2011

pg3 editorial 17/2/11 12:34 Página 1 Desencajados l ultimátum dado por el Gobierno español para que las cajas consigan capital privado o accedan a dinero público para aumentar su solvencia conlleva la desaparición de un modelo del sistema financiero con más de cien años de historia y que hasta ahora dominaba alrededor del 50% del mercado. No vamos a cuestionar la validez de una medida necesaria que, como casi todas en España, llega tarde y tendrá unas profundas consecuencias para Castilla y León. En primer lugar, nos hemos quedado sin un sector financiero propio. Tras el fracaso de la operación de haber fusionado al menos cinco entidades de ahorro de la región de cara a constituir un núcleo duro capaz de tener peso en una caja más grande tras una segunda oleada de alianzas, nos encontramos con que Alberto Cagigas las cajas burgalesas, abulense y segoviana tienen una posición minoacagigas@castillayleoneconomica.es ritaria en las entidades en las que ahora están integradas, mientras www.castillayleoneconomica.es/blogs/gacetillero-2-0 que en Caja España-Duero no sabemos quién tendrá su control en el futuro, según sea nacionalizada o bancalizada. La ubicación de las sedes no es un tema menor, porque vemos cómo los centros de decisión del sector financiero se alejan de Castilla y León para desplazarse a Sevilla, Madrid o Zaragoza. Siempre se ha visto como un talón de Aquiles del tejido empresarial de nuestra comunidad autónoma que la sede de algunas de nuestras mayores empresas se encuentren fuera de España por lo difícil que resulta influir en las decisiones de las multinacionales. Pues bien, eso mismo acaba de ocurrir con nuestro sistema financiero, cuyos cuarteles generales se han trasladado a cientos de kilómetros, eso sí, dentro del mapa español. A partir de ahora, a muchos empresarios que quieran acceder a una financiación les tocará explicar primero quiénes son, a qué se dedican y cómo se ganan la vida, presentaciones que antes sobraban. Como usted sabe, las cajas no repartían plusvalías, pero sí aportaban un beneficio a las zonas donde estaban implantadas a través de la Obra Social. En nuestra región, incluso hay casos ejemplares de coordinación de esos fondos para restaurar el patrimonio. Independientemente de que se reduzcan esas partidas, ¿quién decidirá ahora sobre el destino de ese dinero y qué criterios se utilizarán? Más grave es la cuestión de las carteras industriales. Las cajas de Castilla y León, sobre todo las tres más grandes, tienen destinadas elevadas inversiones en el capital de empresas, muchas de las cuales son de nuestra comunidad autónoma, e incluso están presentes en los consejos de administración de esas compañías. ¿Qué política se seguirá a partir de ahora?, ¿habrá rápidas desinversiones del tejido empresarial castellano y leonés para captar recursos? En las decisiones de invertir en esas empresas había una apuesta por apoyar a los emprendedores autóctonos, ¿cómo se va a mantener esa línea si los centros de decisión están en otras latitudes? Por último, ¿qué pasará con Madrigal Participaciones, que tiene invertidos más de 150 millones de euros en siete compañías de la región, algunas de las cuales son las más representativas de su sector? En definitiva, nos hemos quedado sin el tan cacareado músculo financiero regional y una vez más el ahorro de los castellanos y leoneses servirá para financiar los proyectos empresariales de otras regiones más dinámicas o mejor posicionadas para captar operaciones al ubicarse en su territorio las sedes de las nuevas entidades financieras. Me temo, y ojalá esté equivocado, que con el paso del tiempo a nuestros empresarios les será más difícil acceder a la financiación externa para poner en marcha nuevos proyectos que generen empleo y riqueza. Con estas palabras no estoy cuestionando el proceso emprendido para reorganizar el sector financiero español, sino advertir que las reglas de juego cambiarán para todos a la hora de buscar dinero fresco. Como ventajas, tendremos que una vez reestructurado el negocio financiero tal vez vuelva a fluir el crédito a empresas y familias, la posibilidad de mejorar las condiciones de los productos al optimizar la eficiencia en la gestión, la mayor profesionalización del sector al fulminar a los paniaguados enquistados en las plantillas de esas entidades y la despolitización de sus órganos de gobierno. Como decía un experto norteamericano, ?la mejor fórmula para robar un banco es tener uno?, precepto que algunos consejos de administración aplicaron con sorprendente eficacia en las cajas españolas hasta llevarlas a su extinción. E Director Alberto Cagigas Directora Comercial Luisa Alcalde Coordinación Juana Daldea Víctor García Vanesa Gómez Esther González Diseño Gráfico Marta Higuera Corresponsales Ávila Antonio Mayoral Burgos César Presto León Nuria González Antonio Corcoba Palencia Alberto Abascal Salamanca Elena Cordero Segovia Fernando Aranguren Soria Saturio Ugarte Zamora Óscar Alonso Motor Santiago Garnica Fotografía Ana Rodríguez de la Vega Consejo Editorial Francisco Ledesma, José Andrés Lorenzo, Juan Carlos de Margarida, Victoriano Martín, Olga Ogando, José del Ojo, José Ramón Perán, Carlos Sánchez-Reyes, Antonio de Santiago, José Miguel Useros Edita EDICIONES LA MESETA S.L. C/ Miguel de Unamuno, 96 47008 Valladolid Telf: 983 01 81 81 Fax: 983 01 81 82 redaccion@castillayleoneconomica.es Suscripciones Telf: 983 01 81 81 suscripcones@castillayleoneconomica.es Web www.castillayleoneconomica.es Imprime Maas Depósito Legal VA-247-1996 ISSN 1136-3096 Nº 178 Marzo 2011

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