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Página 80 del número 174, de noviembre de 2010

80 okyaku 21/10/10 80 81 10:55 Página 1 energía Eficiencia energética en las empresas Mario Senovilla Arranz * a necesidad de energía es una constatación desde el comienzo de la vida misma, y en todo lo relacionado con la vida individual o social históricamente ha estado presente la energía. La búsqueda de fuentes de donde obtener esa energía necesaria llevó, primero, al descubrimiento de la existencia de fuentes energéticas naturales, y segundo, a cómo procesar dichas fuentes para conseguir el tipo de energía precisa en cada momento. Sin embargo, estos almacenes naturales de recursos energéticos son finitos y el excesivo uso de los mismos, sobre todo por el enorme consumo en los países más desarrollados, está llevando a su agotamiento. Además de que por su tipología, vienen alterando el entorno (contaminación, desertización, ...), lo que se ha hecho más evidente y relevante con el elevado consumo energético actual. El futuro amenazador para nuestro entorno aún se complica más si se tiene en cuenta que sólo un 25% de la población mundial consume el 75% de la producción energética. Este dato, además de poner de manifiesto la injusticia y desequilibrio social existente en el mundo, indica el riesgo que se está adquiriendo al exportar un modelo agotado y fracasado de países desarrollados a países en desarrollo (sirva como ejemplo el caso de China). Podemos entonces aseverar que el modelo energético mayoritariamente en vigor hasta la fecha, unido a un consumo desmedido de la energía en los países desarrollados, está ocasionando un deterioro del entorno, un paulatino agotamiento de los recursos naturales y un desequilibrio irracional en el reparto del consumo y uso de la energía. L vez mayores. Costes que no sólo son consecuencia de que pueda subir el petróleo o el gas, sino también porque se aprovecha el recibo eléctrico para repercutir en los consumidores otros gastos adicionales al coste de producción y transporte de la energía consumida: compensación por inversiones en energía nuclear ante la moratoria de la misma, las ayudas contempladas en la recientemente aprobada ley del carbón, o los elevados precios impuestos a las compañías eléctricas para la compra obligatoria de energía generada mediante fuentes renovables y vertidas a la red nacional de distribución eléctrica. La receta más adecuada en estos casos, y especialmente en momentos como los que vivimos, es ahorrar. No tanto se trata de privarse de usos energéticos necesarios, pero sí de ser más eficientes en el consumo. Hemos pasado de épocas de bonanza económica e incluso de precios energéticos menores, a situaciones de estrecheces y necesidades de aquilatar los gastos. Todas las empresas deberían revisar de manera crítica sus consumos energéticos y plantear alternativas para reducir los mismos. En nuestra experiencia, nos hemos frecuentemente encontrado con: - Consumos eléctricos con una alta componente reactiva, que no aporta valor energético al consumidor pero sí se le cobra. Y éste es un problema que tiene una fácil y barata solución. - Deficiencias en los aislamientos, que ocasiona un mayor consumo de energía calorífica o refrigeradora para asegurar la temperatura deseada, debido a las pérdidas que se producen. - Malas prácticas en el empleo de los medios por parte de las personas: aparatos de aire acondicionado que se dejan funcionando al abandonar el puesto de trabajo o luces y equipos que quedan encendidos cuando no hay nadie usándolos. - Posibilidad de utilización de dispositivos luminosos de bajo consumo. Además, el número de compañías comercializadoras de electricidad se ha ampliado y de la competencia entre ellas se debe aprovechar el consumidor para conseguir mejores precios. En definitiva, se recomienda a las empresas, más cuanto más cuantiosa sea su factura energética, procedan a revisar su eficiencia en el consumo energético. Dicho de otra manera, debe sacarse todo el rendimiento posible a la energía que se consume y no despilfarrar nada. Y unido a eso, de los posibles precios del mercado, intentar tener el más favorable. No creo equivocarme mucho, y aun siendo conservador, si aseguro que en las empresas de Castilla y León, y es extensible al resto del país, puede reducirse su factura eléctrica en no menos de un 15-20% y basta tomar como ejemplo la mía propia, empresa de servicios, donde con unos ajustes mínimos a primeros de año esperamos reducir la factura eléctrica cerca de un 18% respecto a 2009. ?No creo equivocarme mucho, y aun siendo conservador, si aseguro que en las empresas de Castilla y León puede reducirse su factura eléctrica en no menos de un 15-20%? Alternativas Como alternativas a las fuentes energéticas vigentes hasta ahora, con toda la problemática que entrañan, surgen las llamadas energías limpias y renovables que han de reemplazar cuanto antes a las actuales, pero previamente requieren aún fuertes inversiones y esfuerzo tanto en su desarrollo como aplicación, para hacerlas adecuadamente rentables y competitivas. De entre éstas, la más explotada desde hace tiempo y más rentable es la hidráulica, aunque a veces ha encontrado el rechazo de parte de la sociedad. En el caso de las restantes energías renovables, aunque se va fomentando su progresiva introducción a través de ayudas económicas públicas, aún no resultan ni suficientes, ni rentables para atender toda la demanda existente. Como comparación de la insuficiente rentabilidad, de entre las nuevas energías renovables la más rentable es la eólica, en la que el coste de cada unidad de energía producida es el doble que la obtenida mediante las fuentes tradicionales; en el caso de la energía solar, el coste de cada unidad de energía generada supera ocho veces el coste que resulta con las fuentes energéticas tradicionales. Mientras, las empresas, aun inmersas en una situación de crisis y reducción de ventas, se encuentran con unos costes energéticos cada * Mario Senovilla Arranz es director de Tecnología, Productividad y Eficiencia Energética de O-kyaku Europe Consulting. Nº 174 Noviembre 2010

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