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Página 3 del número 170, de julio de 2010

pag3 16/6/10 08:57 Página 1 Subamos el sueldo a funcionarios y políticos econózcalo, querido lector, a no ser que tenga un familiar trabajando en la administración pública, se ha alegrado, y bastante, de la reducción salarial impuesta a funcionarios y que los responsables políticos se han aplicado a sí mismos para dar ejemplo de austeridad. Muchos han salivado de gusto al enterarse de semejante iniciativa sin precedentes en nuestro país. Según el Gobierno Zapatero, el histórico recorte del 5% de estos sueldos supondrá un ahorro global de 7.200 millones de euros entre 2010 y Alberto Cagigas 2011. Eso en teoría, porque en realidad tendremos un brutal sobreacagigas@castillayleoneconomica.es coste, el de una mayor inoperancia de la maquinaria burocrática. Con esa medida populista sólo conseguiremos unos organismos públicos con mayor absentismo laboral, menor productividad y eficiencia, retraso en la tramitación de las gestiones y una plantilla desmotivada en la que será muy difícil imponer unos objetivos de mejora. En Castilla y León, nuestros gobernantes también se han bajado la nómina siguiendo el ejemplo marcado por Madrid, pero lamentablemente no se ha abierto un profundo análisis sobre otras cuestiones que representan un mayor ahorro público. Las épocas de crisis son las mejores para aprobar reformas estructurales que en otros tiempos la ciudadanía no estaría dispuesta a asumir, pero que en una coyuntura de sacrificios pueden ejecutarse con el objetivo de conseguir una comunidad autónoma más competitiva, que salga antes de la recesión al eliminar toda la grasa acumulada durante los días de bonanza. A partir de ahora, los cargos públicos castellanos y leoneses ganarán menos, ¿y qué? Sería mejor que aumentaran su sueldo a cambio de afrontar con valentía retos pendientes: ¿es necesario tener 2.248 ayuntamientos en Castilla y León para una población de 2,5 millones de habitantes?, ¿qué sentido tienen las nueve diputaciones provinciales con unos gastos fijos que podrían dedicarse íntegramente a inversiones si su función fuera asumida por un departamento regional?, ¿por qué no hemos reducido las doce consejerías de la Junta tal como han hecho otros gobiernos autonómicos?, ¿no es posible reajustar el número de funcionarios mediante bajas incentivadas -tenemos casi 175.000 empleados públicos, uno por cada 14 castellanos y leoneses, de los que el 50,5% pertenece a la Administración autonómica, el 24% al Estado, el 20% a los ayuntamientos y el 5,5% a las universidades-?, ¿son útiles todas las fundaciones cuyos ingresos dependen de los presupuestos regionales?, ¿podría fusionarse alguna de las escasas empresas públicas de nuestra comunidad autónoma?, ¿es imprescindible multiplicar infraestructuras y edificios públicos en cada una de las nueve provincias para atender las insaciables demandas localistas?, ¿sirve para algo la proliferación de congresos, foros y encuentros pagados con el erario público, en los que se firman documentos rimbombantes de nula aplicación?, ¿tiene sentido semejante parque de coches oficiales con sus correspondientes chóferes?, ¿por qué no se contempla la privatización o externalización de algunos servicios públicos?, ¿se está haciendo algo para optimizar el ingente patrimonio inmobiliario de la Administración regional?, ¿son necesarios tantos asesores y cargos de confianza?, ¿cabría la posibilidad de eliminar los organismos autonómicos de cuya actividad apenas se tiene noticia? Sí, aumentemos el sueldo a nuestros gobernantes, pero a cambio de que ejecuten unas profundas reformas en la sobredimensionada estructura pública porque, como dice un banquero, lo que no son cuentas, son cuentos. Corren tiempos de la política de altura, de adoptar medidas valientes que aumenten la competitividad de nuestra comunidad autónoma. De lo contrario, quedará una sensación descrita con acierto por el gran Dino Buzzati en El desierto de los tártaros: ?sentía una sombra de opaca amargura, como cuando las graves horas del destino nos pasan al lado sin tocarnos y su estruendo se pierde en lontananza mientras nos quedamos solos, entre torbellinos de hojas secas, añorando la terrible pero gran ocasión perdida?. R Director Alberto Cagigas Directora Comercial Luisa Alcalde Coordinación Juana Daldea Víctor García Vanesa Gómez Diseño Gráfico Marta Higuera Corresponsales Ávila Antonio Mayoral Burgos César Presto León Nuria González Antonio Corcoba Palencia Alberto Abascal Salamanca Elena Cordero Segovia Fernando Aranguren Soria Saturio Ugarte Zamora Óscar Alonso Motor Santiago Garnica Fotografía Ana Rodríguez de la Vega Consejo Editorial Roberto Escudero, Francisco Ledesma, José Andrés Lorenzo, Juan Carlos de Margarida, Victoriano Martín, Olga Ogando, José del Ojo, José Ramón Perán, Carlos Sánchez-Reyes, Antonio de Santiago, José Miguel Useros Edita EDICIONES LA MESETA S.L. C/ Miguel de Unamuno, 96 47008 Valladolid Telf: 983 01 81 81 Fax: 983 01 81 82 redaccion@castillayleoneconomica.es Suscripciones Telf: 983 01 81 81 Web www.castillayleoneconomica.es Imprime Maas Depósito Legal VA-247-1996 ISSN 1136-3096 Nº 170 Julio 2010

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