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Página 14 del número 165, de febrero de 2010

12 y 14 opi alberto 14 15 13/1/10 12:50 Página 2 editorial/opinion no están acompañados de fondos porque aún queda por desarrollar la segunda descentralización en nuestro país, como demuestran las cifras: los ayuntamientos gestionan el 14% de los ingresos públicos -sólo cuatro puntos más que en 1980-, el Estado el 53% y las comunidades autónomas el 33%. Estas últimas han sido las grandes ganadoras de la descentralización estatal desarrollada durante la democracia, mientras que los consistorios han sido los hermanos pobres de este proceso, en el que han asumido competencias ajenas, ya que son la administración más cercana al ciudadano, a la que primero se acude para demandar servicios. Esta situación no sólo no se ha solucionado en períodos de crecimiento económico, sino que se ha agravado por la política cortoplacista de los regidores, quienes vieron en el maná inmobiliario unos seductores recursos para mantenerse en el poder al aprobar una obra pública tras otra, sin querer caer en la cuenta de que luego el mantenimiento de esas infraestructuras conlleva unos elevados costes fijos. of public income ? only four percent more than in 1980 ? the State manages 53% and autonomous communities, 33%. The latter have benefitted the most from the decentralisation that developed in democracy, whilst town councils have been the poor relations in this process. They have been given more and more responsibilities that did not belong to them because they are the nearest public administration to citizens, the first authority people go to in order to demand ser vices. This situation has not only remained unsolved in times of prosperity, but it has got worse because of the shor t-term policy applied by the people in charge. The realestate manna was an attractive resource to remain in power, by approving endless public works and not realising that the future constructions would require fixed costs to be maintained. Quality of life Calidad de vida Ahora, los ayuntamientos se encuentran con unos gastos galopantes y una brutal reducción de ingresos. ¿Qué pueden hacer? Pues ya lo estamos viendo, aumentar los pocos impuestos sobre los que tienen competencia, incrementar las tasas y los precios públicos para la prestación de servicios, introducir nuevos tributos, retrasar aún más el pago a proveedores -lo que provoca la ruina de miles de pymes y autónomos cuyas tesorerías no pueden aguantar esa morosidad- y recortar gastos que no supongan un desgaste político. En definitiva, que al final es el contribuyente el que paga la factura de una gestión manirrota, sin que se atisbe en el horizonte un análisis serio sobre cómo deben gastar nuestros impuestos y cómo deben distribuirse las competencias entre las administraciones central, autonómica y local. Esta situación no sólo perjudica a nuestros bolsillos -recuerden que pagamos todas las estructuras y personal de las administraciones públicas con nuestros impuestos-, sino que además pone en peligro la calidad de vida de las ciudades y pueblos. Otro debate que nadie se ha atrevido a afrontar, esta vez en Castilla y León, es el del mapa territorial. ¿Es posible, en una época de crisis que se puede alargar durante más de un lustro, mantener 2.248 ayuntamientos en nuestra región, de los que 1.977 tienen menos de 1.000 habitantes, y de éstos, 515 consistorios cuentan con menos de cien vecinos? ¿Cuánto nos cuesta sufragar este ineficiente modelo municipal? Now town councils have increasingly high expenses and a drastic income drop. What can they do? We are already seeing it ? increase the few taxes for which they are responsible, increase public fees and prices for services, introduce new forms of tax, pay suppliers even later ? which will only cause thousands of small- and medium-sized companies to be ruined because they need the money ? and cut down on expenses that do not affect their political appearance. At the end of the day it will be tax payers who end up paying for such an extravagant administration, and there is no serious analysis on the horizon that tells how to spend our taxes or how the responsibilities should be shared out amongst the national, regional and local governments. This situation does not only affect our pockets ? remember that our taxes pay for all the structures and staff at public administrations ? but it also endangers the quality of life in our towns and cities. There is another debate in Castilla y León that no one dares to face ? the land map. In the middle of a recession that might last more than five years, is it possible to keep 2,248 town councils in our region, out of which 1,977 have less than 1,000 inhabitants, and out of which, 515 councils have less than 100 inhabitants? How much does it cost to maintain this inef ficient regional model? Nº 165 Febrero 2010

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