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Página 3 del número 161, de octubre de 2009

pag3 22/9/09 08:50 Página 1 Otra manera de aumentar el PIB egún datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), el número de empleados públicos creció en 116.200 personas en España durante 2008 hasta alcanzar los 3.029.500, con un coste de sus nóminas previsto para 2009 superior a los 108.000 millones de euros. En Castilla y León, según el Registro Central de Personal, existen 173.026 funcionarios, de los que el 23,5% pertenece a la Administración central, el 56% a la regional y el 20,5% a la local. Es decir, en nuestra comunidad autónoma los empleados públicos representaban casi el 16,5% de la población activa. ¿Son muchos o pocos? Pues depende de con quien nos comparemos, pues recientes informes señalan que el porcentaje de personas que trabajan para el sector público en nuestro país es uno de los Alberto Cagigas más bajos de la UE-15, mientras que es superior en los Estados nórdicos, acagigas@castillayleoneconomica.es cuya economía es una de las más dinámicas e innovadoras del Viejo Continente. Por lo tanto, no se trata de cantidad, sino de calidad. No hace falta que les recuerde que el salario de estos trabajadores públicos sale del impuesto de todos los contribuyentes, es decir, de usted y de mí, quienes pagaríamos muy gustosos a Hacienda si a cambio recibiéramos unos servicios de calidad. Nunca conviene generalizar, pero les voy a contar tres recientes anécdotas relacionadas con el personal público: 1- Tengo que llevar una documentación para firmar un contrato con una administración y llamo por teléfono a la funcionaria para ver si puedo ir al día siguiente. Me dice que de acuerdo, pero no entre las 10,00 y 11,00 horas pues estará desayunando. Respeto su sugerencia y me presento en la fecha y franja horaria convenida para que pueda dar cuenta de su pantagruélico almuerzo. Cuando llego, me dice que no tiene todavía preparada la documentación y que si me puedo pasar otro día, con lo que actualiza la sentencia larriana. 2- Envío una factura y su correspondiente documentación por mensajería para asegurarme de que llega a la persona indicada de un organismo público. Llamo por teléfono unos días después para confirmar que han registrado la factura y curiosamente el funcionario me dice que la documentación está, pero que la factura ha desaparecido, como si esa oficina fuese el Triángulo de las Bermudas de los papeles. 3- Voy a una ventanilla de información de una institución, digo ?buenos días? y la persona que atiende ese puesto, y que en ese momento estaba repasando la calidad de la pintura del techo, agacha repentinamente la cabeza sobre el ordenador con una concentración de tal intensidad que decido no importunarle con un nuevo saludo. Durante cinco largos minutos paso a ser invisible para ese sujeto pese a encontrarme a escasos dos metros. Transcurrido ese tiempo, levanta su cara y me espeta: ?¿quería algo??. Y me quedo con las ganas de decirle: ?no, sólo vengo a pasar la mañana y ver tus preciosos ojos?. No voy a calificar al funcionariado como una ?rémora insalvable? o un ?obstáculo inamovible? como hizo la patronal a mediados de año, porque cada vez estoy más convencido de que el problema de la casta funcionarial no es su número ni su cualificación, sino cómo está gestionada pues deberían introducirse baremos de la empresa privada, como retribución variable, una carrera profesional bien definida, ascensos por méritos, una mayor implicación con los objetivos de la institución para la que trabajan y aumentar las responsabilidades en su tarea. Contamos con un personal público muy bien formado -recuerden que los funcionarios de carrera obtienen sus puestos tras superar unas pruebas muy duras y competitivas, a las que por otra parte todos nos podemos presentar-, pero algo falla cuando luego existe falta de motivación y quienes trabajan con ilusión son casos aislados, porque al final pasa lo de siempre y piensan: ?para qué voy a esforzarme más si voy a terminar cobrando lo mismo que mi compañero que está todos los días tocándose las narices?. Una administración pública ágil y eficiente es crucial para aumentar la competitividad de una economía y más en estos tiempos que exigen optimizar los menguantes recursos. En nuestra comunidad autónoma, sabemos que la Junta está aprobando medidas y planes para modernizarse y mejorar la cualificación de su personal, e incluso posee una consejería dedicada en exclusiva a esa tarea. Estas iniciativas pasan desapercibidas en la vorágine diaria de la información económica, aunque tienen una importancia vital, porque ¿se imaginan cuántas décimas crecería al año nuestro PIB regional si las casi 88.000 personas con nómina en la Junta trabajasen con eficacia? Para que se hagan una idea, esa cifra de trabajadores es similar a la plantilla conjunta de las 30 mayores empresas de Castilla y León. S Director Alberto Cagigas Directora Comercial Luisa Alcalde Coordinación Juana Daldea Víctor García Vanesa Gómez Diseño Gráfico Marta Higuera Corresponsales Ávila Antonio Mayoral Burgos César Presto León Nuria González Antonio Corcoba Palencia Alberto Abascal Salamanca Elena Cordero Segovia Fernando Aranguren Soria Saturio Ugarte Zamora Óscar Alonso Motor Santiago Garnica Fotografía Ana Rodríguez de la Vega Consejo Editorial Roberto Escudero, Francisco Ledesma, José Andrés Lorenzo, Juan Carlos de Margarida, Victoriano Martín, Olga Ogando, José del Ojo, José Ramón Perán, Carlos Sánchez-Reyes, Antonio de Santiago, José Miguel Useros Edita EDICIONES LA MESETA S.L. C/ Miguel de Unamuno, 96 47008 Valladolid Telf: 983 01 81 81 Fax: 983 01 81 82 redaccion@castillayleoneconomica.es Suscripciones Telf: 983 01 81 81 Web www.castillayleoneconomica.es Imprime Campher Depósito Legal VA-247-1996 ISSN 1136-3096 Nº Octubre 161 2009

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