Qué
Cuándo

Página 4 del número 158, de julio de 2009

pg.3-4 16/6/09 45 09:10 Página 2 opinión ocasión le preguntó también cómo se había encontrado desde entonces: ?he pasado un frío extremo y he temblado mucho?, dijo. ?Eso es bueno?, continuó el doctor. La tercera vez le preguntó de nuevo cómo estaba: ?siento que me hincho y me entumezco?, señaló el enfermo: ?Eso es bueno?, precisó el médico. Cuando un amigo suyo se interesó por el estado de salud del paciente, éste respondió: ?sin duda, amigo mío, a fuerza de estar bien, me muero?. Como en la India hinduista, nosotros también vivimos en un país de castas, donde la estratificación social no viene determinada por la religión, sino por la permeabilidad a la crisis. La recesión se ha cebado en los trabajadores, autónomos y empresarios, mientras que otros colectivos permanecen ajenos a la nueva coyuntura, como los funcionarios, los políticos, los sindicatos, el mundo universitario o el personal de algunas asociaciones empresariales, en definitiva, aquéllos cuyos ingresos no peligran y se mantienen iguales -o incluso al alza- pese a la negativa evolución económica. Lo más curioso es que estos agentes son los que, junto a nuestros gobernantes, diseñan y pactan las medidas económicas, haciendo oídos sordos a la mayor parte de las demandas de los empresarios, que son, hasta que no se demuestre lo contrario, quienes realmente conocen la economía real. ¿Y cuál es la apuesta de esta intelligentsia burocrática? Pues más ayudas, más subsidios y más gasto público para mantener sus privilegios, porque en este país todo el mundo se aprieta el cinturón, menos las instituciones. El consejo de Filipo Esta alternativa llevará tarde o temprano a una mayor presión fiscal sobre el cada vez menor número de contribuyentes, pues cada día hay menos trabajadores y menos empresas con actividad. Hasta ahora, la política desarrollada en nuestro país para impulsar la maltrecha economía se ha olvidado de las sabias palabras del rey Filipo a su hijo Alejandro, quien en una carta le reprendió porque intentaba ganarse la voluntad de los macedonios mediante regalos: ?pero ¿cómo?, ¿deseas que tus súbditos te consideren su tesorero, no su rey? ¿Quieres ganártelos? Gánatelos con los favores de tu virtud, no con los favores de tu arca?. En España, de momento sigue funcionando el arca, porque sino no se entiende el resultado de las últimas elecciones europeas, donde el PSOE se ha salvado de la debacle si tenemos en cuenta que en el último año se han incorporado a la lista de desempleados un total de 1.266.564 personas. Se estimula el PER universal en nuestro país y a cambio se mete presión a la población más produc- tiva ya que algunos piden aumentar el tipo del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF) a los que más ganan de los 17,8 millones de declarantes de nuestro país, que tiene una población empadronada de 46,6 millones de personas a 1 de enero de 2009 -es decir, sólo el 38% de los españoles cotiza en estos momentos-. Una medida de esas características provocaría varios efectos, como un incremento del fraude, la desaparición de muchos cotizantes y, lo que es peor, la desmotivación de los empleados más productivos, quienes en su mayoría tienen una retribución variable según el cumplimiento de unos objetivos. ¿Para qué voy a trabajar más y mejor si al final mis ingresos netos serán iguales? Por lo visto, no sólo fomentamos la falta de esfuerzo, sino que además pretendemos castigar a los más productivos. El problema de quienes cobran siempre lo mismo e independientemente de la evolución de su organización es que piensan que todo el mundo se rige por el mismo baremo. Pues no señores, si una empresa paga a un empleado, sea del nivel que sea, más de 60.000 euros al año es porque ese asalariado produce ese dinero y más para su empresa, o sea, es un trabajador rentable al que hay que retener mediante una nómina ajustada a su productividad. Lo dijo hace unos meses en Burgos el economista y directivo del FC Barcelona Xavier Sala i Mar tín: Messi es un jugador baratísimo, pese a ganar 8,4 millones de euros anuales -casi 1.000 euros por hora trabajada-, porque el futbolista genera muchos más ingresos para el club. La pregunta del millón en todos los foros económicos es ¿cuándo veremos la luz al final del túnel? Me temo que cada vez más tarde, porque no es que vayamos más lentos que otros países, sino que circulamos en sentido contrario al promover la cultura de la meritofobia y la de una sociedad subvencionada en la que se adormece la iniciativa. Dice un proverbio africano: Cada mañana se despierta una gacela. Sabe que tiene que correr más rápido que el león más veloz si no quiere que la mate. Cada mañana se despierta un león. Sabe que tiene que ganar a la gacela más lenta si no quiere morir de hambre. Da igual que seas león o gacela. Cuando salga el sol, más te vale empezar a correr. Esos animales, si vivieran en España, descansarían tranquilamente todo el día cobijados a la sombra de un árbol, porque pensarían que alguien les iba a traer la comida sin tener que mover ni un solo músculo ni afrontar riesgos. Nº Julio 158 2009

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