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Página 86 del número 156, de mayo de 2009

pag86-88 20/4/09 86 87 17:06 Página 1 opinión Un nuevo modelo productivo para España Juan Carlos de Margarida* a globalización económica, la internacionalización de las empresas, los cambios tecnológicos, los nuevos fenómenos demográficos, la irrupción del conocimiento como factor clave y el desarrollo sostenible son algunos de los retos y tendencias que se han intensificado en los últimos años y que se han convertido en cuestiones clave de la industrialización occidental, produciéndose un importante cambio en los fundamentos del modelo productivo que había caracterizado las economías desarrolladas en el último cuarto de siglo. Los grandes beneficiarios de estas tendencias han sido los países en vías de desarrollo y, especialmente, los países emergentes, destacando Brasil, Rusia, India y China, tanto por sus capacidades en términos de país y economía como por sus niveles de crecimiento económico. En este contexto, España es la quinta nación europea en cuanto a volumen de facturación del sector industrial y valor añadido, en cambio es la tercera en el ranking en cuanto al número de negocios en el sector, siendo las características comunes del modelo productivo español: la intensidad del factor trabajo, predominio de sectores de demanda media y baja, reducida capacidad de innovación, elevada presencia de pequeñas y medianas empresas, etc. Asimismo, el inferior tamaño de las unidades del tejido industrial nacional es una desventaja frente a los competidores europeos a la hora de afrontar decisiones relacionadas con la necesidad de innovar, expandirse, e internacionalizar su actividad. L Reducido peso de la industria También existe un reducido peso específico de la industria sobre el global de la economía española, en comparación con la Unión Europea, contribuyendo, en la actualidad, la industria española directamente con un 17,5% (Valor Añadido Bruto) a la economía del país, frente al 20,3% que supone de media en la Zona Euro. Adicionalmente, en los últimos años se ha producido una pérdida en el peso del sector industrial en VAB español de 4,4 puntos porcentuales en el período 1995-2007. El empleo en el sector industrial también ha visto reducir su peso desde el 18,4 % en 1995 hasta el 15 % en 2007. Finalmente, la industria española en los últimos trece años ha apostado por un modelo cortoplacista y vulnerable, cuyo eje central ha sido la presión de la demanda interna, especialmente focalizada hacia la construcción, difícilmente sostenible a medio plazo. Este modelo de crecimiento planteaba graves limitaciones en lo referente al mantenimiento a medio plazo del nivel de vida del país. En la actualidad, la industria española adolece de una serie de debilidades y de amenazas en diferentes frentes. Entre las debilidades hay que destacar la innovación (bajo esfuerzo en investigación y desarrollo, escasa relación universidad-empresa), la internacionalización (dependencia del capital extranjero, reducido número de multinacionales autóctonas), la estructura empresarial (predominio de un tejido de pymes, lento crecimiento de la productividad) y factores de producción (problemas de infraestructuras, dificultades de oferta de factor humano con estudios técnicos); así como una escasa coordinación desde el Estado hacia las comunidades autónomas. Por lo que se refiere a las amenazas, cabe destacar, entre otras, el proceso de deslocalización productiva, la caída de márgenes económicos o la dependencia exterior del suministro energético. Crisis sin precedentes Además, actualmente la industria española está padeciendo con especial intensidad una crisis sin precedentes, que está provocando un grave deterioro en la estructura empresarial del país a diversos niveles. La caída de la demanda, el incremento de la morosidad y el número de impagados, los problemas de tesorería y circulante empresarial, la dificultad para acceder a financiación externa, el estrangulamiento en el aseguramiento del riesgo de clientes, el aumento del paro, etc., son rasgos característicos de la crisis que está padeciendo la industria española en el presente. En una economía tan interrelacionada y globalizada como la actual, el papel de país desarrollado que debe jugar España ha de estar orientado a la competitividad de su sistema productivo. Esta competitividad ya no depende fundamentalmente de los costes, sino de la capacidad de innovar, de adaptar los productos a las necesidades de los consumidores y de crear constantemente nuevos productos. En este contexto actual, y frente a la crisis que padece la industria española, resulta especialmente urgente actuar a muy corto plazo: - Estimulando la demanda, mediante medidas fiscales, financieras y presupuestarias. - Inyectando en el sistema económico recursos financieros que lleguen de forma efectiva a la demanda y a la oferta (familias y empresas), para lo cual debería recurrirse, si fuera necesario, a mecanismos innovadores y valientes. Las medidas de carácter financiero que actualmente ha implementado el Gobierno central no se están filtrando de forma satisfactoria al sistema productivo, por lo que es necesario y urgente reforzar las medidas destinadas a dotar de capital circulante a las empresas. - Facilitando la adaptación de la capacidad productiva y económiNº Mayo 156 2009

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