Qué
Cuándo

Página 3 del número 131, de abril de 2007

pg 3 19/3/07 13:27 Página 1 OPINION El club de los sofisticados amos a hacer números. ¿Puede competir una empresa europea, y por lo tanto de Castilla y León, contra otras cuyos costes salariales rondan en torno a los 0,5 euros/hora en China ó 0,8 euros/hora en la India y donde sus plantillas son gestionadas, más que con flexibilidad, con absoluta elasticidad arropada por una liliputiense legislación laboral? A que les sale negativo. Desde hace tiempo, los expertos insisten una y otra vez que a la vieja Europa sólo le queda un camino, el de la innovación y aportar el mayor valor añadido posible a sus productos para evitar la competencia de las economías emergentes y generar unos márgenes que permitan reinvertir en tecnología. O eso, o echar el cerrojo al negocio, porque ya es imposible competir en costes frente a unos países Alberto Cagigas con reducidos gastos salariales y capaces de comprar las materias primas acagigas@castillayleoneconomica.es mucho más baratas por sus gigantescos volúmenes de producción. La Junta acaba de presentar la Estrategia Regional de I+D+i de Castilla y León 2007-2013, de cuyas metas y datos les informamos más adelante. Aparte de los objetivos, mucho más importante es inculcar una cultura de la innovación entre la clase empresarial de nuestra comunidad autónoma, y cuando digo clase empresarial me refiero a todos, desde los más pequeños emprendedores hasta los grandes hombres de negocios -aunque estos últimos seguro que aplican esa política porque de lo contrario no habrían alcanzado su actual dimensión-. Como ya saben, Bruselas nos ha retirado la mayor parte de los fondos estructurales al dejar de ser una región Objetivo 1, pero a cambio tenemos la opción de acceder a los cerca de 57.000 millones de euros contemplados en programas de I+D+i durante el período 2007-2013. Pero no se trata sólo de dinero, sino de supervivencia, porque quien no innove verá, si no lo sufre ya, que su mercado natural está siendo invadido por bienes y servicios producidos en las economías emergentes, que los colocan enfrente de tu casa a un precio inferior que el ofertado por la empresa local. Innovar no es revolucionar la historia de la humanidad. No, es algo mucho más sencillo, se trata de introducir pequeñas mejoras, pero con una máxima: que satisfaga la demanda del mercado. Ya puedes dedicar recursos económicos y humanos a desarrollar un innovador producto, que fracasará si no existe una necesidad entre los consumidores. Lanzar un producto y luego crear una demanda sólo está al alcance de las grandes multinacionales, que se gastan miles de millones para cambiar los hábitos de los consumidores. Y lo consiguen -echen un vistazo a su habitación o despacho y verán cuántas cosas son perfectamente suprimibles-. Innovar tampoco es ir a pecho descubierto. En nuestra región existen unas prestigiosas universidades públicas y unos centros tecnológicos que colaboran con las empresas en el desarrollo de líneas de investigación. Conozco muy de cerca el caso de la Fundación Cidaut -sí, esos locos que están negociando con una multinacional norteamericana la implantación de una fábrica de aviones en Valladolid con una tecnología única en el mundo y que tiene todos los visos de ejecutarse-, que ha ayudado a pymes e incluso micropymes a sacar productos pioneros en el mercado. ¿Por ejemplo? Pues una silla de montar a caballo donde su interior de tablillas de madera es sustituido por una estructura de materiales plásticos de última generación, mucho más resistente, flexible y económica; o una máquina capaz de hacer nudos a las cuerdas utilizadas para colgar los jamones en los secaderos. Que decir tiene que el éxito de ambos productos ha sido absoluto. Sólo nos queda el camino de la innovación para generar bienes y servicios con alto valor añadido destinados a un mercado de gama media-alta. Y no hay otra alternativa para hacer frente a la temida deslocalización y ser capaces de atraer a los inversores. El experto norteamericano Thomas Friedman lo explica muy bien: ?El trabajo se hace donde más eficientemente pueda hacerse, lo cual a la larga favorece a los habitantes de Nueva York más incluso que de lo que ayuda a los de Bangalora (la India) y Shenzhen (China). Porque libera a la gente y al capital, que pueden dedicarse a trabajos más sofisticados, y también porque ofrece la oportunidad de elaborar el producto final de forma más barata?. Y si queremos estar en el club de los sofisticados, hay que innovar. V Director Alberto Cagigas Directora Comercial Luisa Alcalde Departamento Comercial Juana Daldea Víctor García Diseño Gráfico Marta Higuera Corresponsales Ávila Antonio Mayoral Burgos César Presto León Nuria González Palencia Alberto Abascal Salamanca Elena Cordero Segovia Fernando Aranguren Soria Saturio Ugarte Zamora Óscar Alonso Motor Santiago Garnica Fotografía Ana Rodríguez de la Vega Consejo Editorial Roberto Escudero, Francisco Ledesma, José Andrés Lorenzo, Juan Carlos de Margarida, Victoriano Martín, Olga Ogando, José del Ojo, José Ramón Perán, Carlos Sánchez-Reyes, Antonio de Santiago, José Miguel Useros Edita EDICIONES LA MESETA S.L. C/ Miguel de Unamuno, 96 47008 Valladolid Telf: 983 01 81 81 Fax: 983 01 81 82 redaccion@castillayleoneconomica.es Suscripciones Telf: 983 01 81 81 Web www.castillayleoneconomica.es Imprime PrinterMan Depósito Legal VA-247-1996 ISSN 1136-3096 Nº 131 Abril 2007 OPINION

Página 3 del número 131, de abril de 2007
Número 130Número 131, de abril de 2007Número 132

Número 131, de abril de 2007