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Página 3 del número 121, de junio de 2006

pg.3 23/5/06 11:54 Página 1 OPINION El idioma, una materia prima inagotable C Director Alberto Cagigas Directora Comercial Luisa Alcalde Departamento Comercial Juana Daldea Víctor García Diseño Gráfico Marta Higuera Corresponsales Ávila Antonio Mayoral Burgos César Presto León Nuria González Palencia Alberto Abascal Salamanca Elena Cordero Segovia Fernando Aranguren Soria Saturio Ugarte Zamora Óscar Alonso Motor Santiago Garnica Fotografía Ana Rodríguez de la Vega Consejo Editorial Roberto Escudero, Francisco Ledesma, José Andrés Lorenzo, Juan Carlos de Margarida, Victoriano Martín, Olga Ogando, José del Ojo, José Ramón Perán, Carlos Sánchez-Reyes, Antonio de Santiago, José Miguel Useros Edita EDICIONES LA MESETA S.L. 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En el mundo existen 400 millones de hispanohablantes y 20 millones de estudiantes de nuestro idioma. De esta cifra, Castilla y León sólo capta a 30.000 alumnos -el 23% de España-, que geneAlberto Cagigas ran unos ingresos de alrededor de 58 millones de euros. Por lo tanto, el potencial acagigas@castillayleoneconomica.es para aumentar la cuota de mercado en este negocio es inmenso, si tenemos en cuenta la tendencia alcista del castellano, que en 25 años pasará de ser la cuarta lengua más hablada del mundo a la segunda. Para algunos expertos, esta industria se convertirá en el principal yacimiento de riqueza de España, tal como ha ocurrido en el Reino Unido, donde este sector es el que mueve mayor volumen de negocio, incluso por encima de su ahora decadente industria automovilística. De momento, en nuestro país las empresas relacionadas con la lengua española generan el 15% del PIB, según estudios recientes. Nos encontramos, por tanto, ante una de las actividades con mayor proyección, un auténtico filón ajeno a la deslocalización y un nicho de negocios emergentes, como la I+D+i aplicada a la lengua a través de desarrollos de sistemas de uso general (diccionarios o correctores ortográficos). Otros ya se han dado cuenta de ese potencial, como el presidente de Microsoft, Bill Gates, que hace años firmó un acuerdo con la Real Academia Española (RAE) para mejorar el uso del castellano en los productos informáticos. Y es que el español también se perfila como el segundo idioma del mundo en las nuevas tecnologías y en Internet. En Castilla y León se están poniendo las bases -más vale tarde que nunca- para aprovechar un recurso que afecta al sector editorial, audiovisual, servicios educativos, nuevas tecnologías e incluso medios de comunicación. Y lo están haciendo tanto la administración pública como la iniciativa privada. En el primer caso, la Junta aprobó el Plan de Enseñanza del Español, que aspira a que en 2009 un total de 60.000 alumnos aprendan nuestro idioma en la región, con unos ingresos generados de 112 millones de euros, es decir, el doble que las actuales magnitudes. Por otra parte, un grupo de empresas y entidades financieras han promovido recientemente la Fundación de la Lengua Española, con el objetivo de convertir a Castilla y León en líder mundial en la enseñanza del idioma. Estos empresarios han visto claro que el castellano es cultura, es imagen, es una herramienta para la comercialización de productos y servicios y es, sobre todo, un gran negocio. Además, nos encontramos en una excelente coyuntura para promocionar esta fuente de riqueza, porque de la competencia se han autoeliminado regiones españolas que dilapidan sus esfuerzos en reivindicaciones nacionalistas y en impulsar el aprendizaje de unas lenguas minoritarias sólo habladas en sus pequeños territorios, a la vez que intentan arrinconar al castellano. Para no duplicar recursos y esfuerzos, todos los agentes implicados en esta apasionante aventura deberían coordinar sus iniciativas, como se hizo en su día con el PIPE para aumentar la internacionalización de las pymes, porque no debemos olvidar que en la promoción del español como recurso económico están implicados la Junta, el Estado, el Instituto Cervantes, las cuatro universidades públicas de la región y el sector privado. Frente a otros sectores emergentes de larga maduración, como el aeronáutico, la biotecnología o las energías renovables, la industria del idioma presenta una proyección sin parangón: en 2030, los hispanohablantes representarán el 7,5% de la población mundial -dos puntos más que en la actualidad-; en EE UU la enseñanza del castellano se presenta como uno de los negocios más prósperos por la creciente influencia de la comunidad hispana, que en algunas zonas como California y Los Ángeles casi duplica su tasa de consumo por encima del resto de la población estadounidense; sin salirnos del aquel continente, en Brasil una Ley obliga a seis millones de estudiantes a aprender nuestra idioma; y en Europa, el 26% de los alumnos está obligado a estudiar una segunda lengua, que en la mayoría suele ser el castellano. Algún empresario ha calificado la enseñanza del español como el petróleo de Castilla y León. Con estos datos, creo que no es ninguna hipérbole. Nº 121 Junio 2006 OPINION

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