Qué
Cuándo

Página 3 del número 116, de enero de 2005

OPINIÓN Director Alberto Cagigas Directora Comercial Luisa Alcalde Departamento Comercial Juana Daldea Víctor García Diseño Gráfico Marta Higuera Corresponsales Ávila Antonio Mayoral Burgos César Presto León Nuria González Palencia Alberto Abascal Salamanca Elena Cordero Segovia Fernando Aranguren Soria Saturio Ugarte Zamora Óscar Alonso Motor Santiago Garnica Fotografía Ana Rodríguez de la Vega Consejo Editorial Roberto Escudero, Francisco Ledesma, José Andrés Lorenzo, Juan Carlos de Margarida, Victoriano Martín, Olga Ogando, José del Ojo, José Ramón Perán, Carlos Sánchez-Reyes, Antonio de Santiago, José Miguel Useros Edita EDICIONES LA MESETA S.L. C/ Miguel de Unamuno, 96 47008 Valladolid Telf: 983 01 81 81 Fax: 983 01 81 82 Correo electrónico redaccion@castillayleoneconomica.es Suscripciones Telf: 983 01 81 81 Web www.castillayleoneconomica.es Imprime Gráficas Calima Depósito Legal VA-247-1996 ISSN 1136-3096 La invasión de los ?dinkis? l dinki ¿nace o se hace? Me explico. Un reciente estudio de una multinacional de investigación social asegura que en Castilla y León existen 112.000 dinkis. ¿Y qué es un dinki? No se preocupen, no se trata de un E.T. que vive instalado entre los nuestros, sino que es el término derivado de las siglas inglesas Double Income No Kids para designar a las parejas con edades comprendidas entre 25 y 35 años e independizadas de sus familias, que retrasan tener hijos para disfrutar de un nuevo modelo de vida basado en el individualismo, la ambición profesional y el consumismo. El concepto es tan novedoso que ni tan siquiera está recogido en el nuevo Diccionario panhispánico de dudas. Estas modernas unidades familiares, donde el hombre y la mujer tienen los mismos roles, constituyen el objeto de deseo de todo director de Márketing que se precie, pues compran más cosas y más caras que el resto de los mortales. Según el informe aludido, en nuestra región los dinkis representan casi el 4,5% de la población, un porcentaje similar al de España, donde el número de este colectivo ha crecido un 75% en los últimos cinco años. No discuto la validez de estos estudios sociológicos, sobre todo para afinar la oferta de las empresas con productos de consumo, pero me asalta la duda que encabeza este artículo. El dinki ¿nace o se hace? Los jóvenes de ahora, ¿son más individualistas y egoístas que sus primogenitores o las circunstancias les obligan a optar por un modelo de vida basado en el narcisismo y el carpe diem? ¿Eligen una estrategia vital cen- E trada en el corto plazo porque los contratos temporales les impiden hacer planes para el futuro, la alta cualificación exigida para formar parte de las plantillas les consumen tantos años de vida que cuando tienen el primer empleo ya han pasado de la treintena, la obligación de poseer un dilatado currículum les retrasa otras decisiones personales como tener descendencia o la necesidad de la pareja de generar dos ingresos para pagar la hipoteca de unos pisos cuyos precios siguen creciendo dos dígitos al año les dificulta tanto cuadrar las cuentas domésticas que evitan el coste de mantener a un vástago? El estudio afirma que la mayoría de los dinkis españoles vive de alquiler, lo que supone un 73% más que el resto de la población. Me imagino que el porcentaje se debe a que esas parejas de jóvenes llegan tan reventados al fin de semana que, en vez de quedarse en el pisito para ahorrar, salen para consumir las pocas energías y los escasos recursos económicos que les quedan. La actitud de sacrificio espartano ha quedado en el pasado, sobre todo porque ahora es más difícil la austeridad ante la amplia oferta de ocio que existe en el mercado. España, y Castilla y León, tiene uno de los menores índices de natalidad del mundo con una población que será invadida por los dinkis. Esta evolución no terminará en catástrofe social por el efecto de los inmigrantes, que aún mantienen posturas menos hedonistas y ocupan una buena parte de su tiempo libre en aumentar su saga. Muchos pensarán que los dinkis proliferan en las sociedades más desarrolladas, pero no Nº 116 Enero 2006 Alberto Cagigas acagigas@castillayleoneconomica.es es así. En los países escandinavos, el índice de natalidad es elevadísimo porque allí llevan años aplicando una eficiente política para conciliar vida laboral y familiar. ¿Cómo?, pues con unas coberturas sociales para los niños y las mujeres impensables en España, con bajas de maternidad de hasta 51 semanas (sí, han leído bien, casi un año), con ayudas económicas a las jóvenes parejas con descendencia durante al menos un año, con la obligación de que el hombre se beneficie de una baja por ser padre y con créditos blandos a los estudiantes para que se centren en su formación sin preocuparse por encontrar trabajo para poder sobrevivir (sólo devuelven gradualmente el dinero cuando tienen su primer salario, pero para no estresarles, el Gobierno sueco estudia alargar el plazo hasta 40 ó 50 años, según escuché atónito este verano en Estocolmo), entre otras medidas. Por eso, los dinkis son morenos y latinos, en vez de rubios y nórdicos. 3

Página 3 del número 116, de enero de 2005
Número 115Número 116, de enero de 2005Número 117

Número 116, de enero de 2005