Qué
Cuándo

Página 3 del número 113, de octubre de 2005

OPINIÓN Director Alberto Cagigas Directora Comercial Luisa Alcalde Departamento Comercial Juana Daldea Víctor García Diseño Gráfico Marta Higuera Corresponsales Ávila Antonio Mayoral Burgos César Presto León Nuria González Palencia Alberto Abascal Salamanca Elena Cordero Segovia Fernando Aranguren Soria Saturio Ugarte Zamora Óscar Alonso Motor Santiago Garnica Fotografía Ana Rodríguez de la Vega Consejo Editorial Roberto Escudero, Francisco Ledesma, José Andrés Lorenzo, Juan Carlos de Margarida, Victoriano Martín, Olga Ogando, José del Ojo, José Ramón Perán, Carlos Sánchez-Reyes, Antonio de Santiago, José Miguel Useros Edita EDICIONES LA MESETA S.L. C/ Miguel de Unamuno, 96 47008 Valladolid Telf: 983 01 81 81 Fax: 983 01 81 82 Correo electrónico redaccion@castillayleoneconomica.es Suscripciones Telf: 983 01 81 81 Web www.castillayleoneconomica.es Imprime Gráficas Calima Depósito Legal VA-247-1996 ISSN 1136-3096 Intereses territoriales U no pensaba que eso de la globalización (¿existe un término más manido y sobado en los análisis económicos durante los últimos años?) era un fenómeno irreversible en el que los países más industrializados abren sus puertas de par en par -menos para el consabido proteccionismo de la producción agrícola- para que sus empresas compitan a pecho descubierto con las del resto del mundo. Pero estaba equivocado, porque detrás de esa fachada de liberalismo a ultranza se esconde un intervencionismo público para defender los intereses domésticos. Los ejemplos sobran en estos días para demostrarnos que mucha globalización y muchos mercados internacionales, pero al final siempre quedan virreinatos intocables en los que no entras ni a golpe de talonario. Paradojas del actual capitalismo, los países donde se ubican las multinacionales más voraces a la hora de comprar empresas foráneas son los que ponen más trabas cuando sus compañías pueden ser absorbidas por terceros. El Gobierno de Bush impidió la opa de la petrolera china Cnooc sobre la norteamericana Unocal; el Ejecutivo francés prepara una ley para proteger a sus joyas empresariales de posibles opas de compañías extranjeras después de abortar la operación de PepsiCo para hacerse con el control de Danone (eso sí, luego las empresas públicas galas, gracias a su monopolio en este pujante mercado, salen de compras a otros países); y BBVA no ha podido sacar adelante su operación para adquirir BNL debido a la oposición del Banco de Italia. Los expertos de los países más desarrollados no dejan de hablar de que el mundo está cada vez más globalizado, que el planeta es un mercado único, que las nuevas tecnologías rompen todo tipo de fronteras y que, para ser competitivas, las empresas deben internacionalizarse. Exportan esas teorías y luego ellos aplican un trasnochado nacionalismo empresarial. Tampoco hay que irse muy lejos para observar ese fenómeno. En nuestro país, la opa hostil lanzada por Gas Natural controlada por La Caixa- sobre Endesa -con Caja Madrid como socio de referencia- ha tenido muchas lecturas, pero una de ellas ha sido la disputa territorial: Cataluña contra Madrid. El resto de las comunidades autónomas juegan el papel de meros comparsas, porque los centros de decisión no se ubican en su territorio, pese a jugarse mucho en esta operación. Por ejemplo, la minería leonesa depende en gran medida de las compras de carbón realizadas por Endesa para abastecer a sus centrales térmicas y nadie ha explicado todavía si la sociedad resultante mantendrá ese volumen; como tampoco han comunicado si Iberdrola respetará el compromiso de invertir en nuestra región 2.000 millones de euros hasta 2008, o destinará un porcentaje de esos fondos para hacerse con varios de los activos de Endesa, tal como ha pactado con Gas Natural. En clave territorial también se explica la polémica por la posible fusión por absorción de Caja Rural del Duero, con sede en Valladolid, por la andaluza Nº 113 Octubre 2005 Alberto Cagigas acagigas@castillayleoneconomica.es Cajamar, que es la mayor de España dentro de su sector. De salir adelante esta operación, la entidad de ahorro almeriense se haría con el control de 117 oficinas y un volumen de negocio superior a los 1.250 millones de euros. Ante las críticas surgidas en nuestra región por la pérdida de poder sobre una entidad de ahorro, los responsables de Caja Rural del Duero se defienden argumentando que hay que respetar la autonomía de la entidad y los intereses de los socios. En teoría, nada que objetar, pero si vemos cómo actúan en otras partes del planeta, la opción de una contraoferta por parte del resto de las cajas rurales de nuestra región o de una entidad de ahorro con sede en Castilla y León parece la mejor alternativa. Un poco de nacionalismo económico no vendría mal a esta tierra, en éste y otros temas. 3

Página 3 del número 113, de octubre de 2005
Número 112Número 113, de octubre de 2005Número 114

Número 113, de octubre de 2005