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siones necesarios para alcanzarla. Otra de las empresas del grupo es Remansa, fundada en 1984 y con una plantilla de 50 trabajadores, que está dedicada a la transformación de subproductos de origen animal, sobre todo despojos del cerdo ibérico, para la elaboración de manteca para consumo humano. Su facturación el pasado año fue de 16,81 millones de euros, una cifra que sus responsables prevén incrementar hasta los 20 millones de euros a finales del presente ejercicio. ?La evolución de la producción ha sido ascendente a lo largo de los últimos años, sobre todo coincidiendo con la consolidación del grupo Inversiones Calderón y Ramos?, apunta Luis Ramos Castro. Con una capacidad de producción de 700 toneladas al día y de almacenamiento de 5.000 toneladas destinadas al mercado nacional, la empresa ha invertido seis millones de euros en dotar a sus instalaciones de las últimas tecnologías. Por su parte, Jamones y Embutidos Estrella de Castilla, creada el pasado año, supone el último eslabón del grupo hacia el consumidor. Con unas instalaciones de 7.500 Mafisa cuenta con una plantilla de 210 trabajadores y en 2004 sacrificó 450.000 cerdos. metros cuadrados equipadas con las últimas innovaciones del sector, que han supuesto una inversión de 8,5 millones de euros, su capacidad productiva mensual basada en un proceso de curación lento y de alta calidad es de 10.000 piezas de jamones y paletas, 7.500 cañas de lomo y 30.000 kilos de embutido. ?Mientras que el procedimiento para homologar mataderos para exportar a EE UU es muy restrictivo por la manipulación de las carnes -lo que nos obliga a realizar cambios en las infraestructuras y en las pautas de trabajo, con el consiguiente coste económico-, la adaptación de Estrella de Castilla resulta más sencilla por sus modernas insta- Nº 112 Septiembre 2005 laciones y su cuidado proceso productivo?, señala el director gerente del grupo cárnico. El objetivo de esta nueva sociedad es ofrecer un producto de calidad que satisfaga las necesidades del consumidor. Para lograrlo, la compañía ha implantado un sistema de trazabilidad que permite su seguimiento desde la explotación de ganado, al sacrifico, fabricación y etiquetado del producto, así como la certificación de la calidad por una entidad independiente. ?La evolución de la demanda de productos frescos y curados es difícil de evaluar en estos primeros momentos de la apertura del mercado de EE UU. En cualquier caso, sería buena una campaña común de promoción del sector para salvar las primeras distancias con unos consumidores de una cultura alimentaria muy distinta a la europea?, concluye Luis Ramos Castro. 53