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Cuándo

Página 3 del número 112, de septiembre de 2005

OPINIÓN Director Alberto Cagigas Directora Comercial Luisa Alcalde Departamento Comercial Juana Daldea Víctor García Diseño Gráfico Marta Higuera Corresponsales Ávila Antonio Mayoral Burgos César Presto León Nuria González Palencia Alberto Abascal Salamanca Elena Cordero Segovia Fernando Aranguren Soria Saturio Ugarte Zamora Óscar Alonso Motor Santiago Garnica Fotografía Ana Rodríguez de la Vega Consejo Editorial Roberto Escudero, Francisco Ledesma, José Andrés Lorenzo, Juan Carlos de Margarida, Victoriano Martín, Olga Ogando, José del Ojo, José Ramón Perán, Carlos Sánchez-Reyes, Antonio de Santiago, José Miguel Useros Edita EDICIONES LA MESETA S.L. C/ Miguel de Unamuno, 96 47008 Valladolid Telf: 983 01 81 81 Fax: 983 01 81 82 Correo electrónico redaccion@castillayleoneconomica.es Suscripciones Telf: 983 01 81 81 Web www.castillayleoneconomica.es Imprime Gráficas Calima Depósito Legal VA-247-1996 ISSN 1136-3096 Cuaderno de bitácora de un turista nativo D ía 1. Como la Dirección General de Tráfico nos acojona (ya sé que suena mal, pero decir que amedrenta es una cursilería cuando vemos en carteles luminosos la cifra de fallecidos registrada en las carreteras hace un año y nos pone en comunicación con los muertos como si fuera una médium), decido dividir el viaje en dos jornadas para recorrer en coche los 800 kilómetros que separan Valladolid de la Costa del Sol. Para no pasar por Madrid, donde tienes garantizado un atasco de al menos dos horas durante todos los fines de semana del largo período estival (¿cuándo solucionarán el embudo de la capital de España para los que viajan del norte al sur y viceversa?), opto por ir por la red de carreteras nacionales que atraviesan nuestra región y Castilla-La Mancha para empalmar con la autovía N IV más abajo de Toledo. La idea, sobre el mapa, es buena, pero enseguida me siento identificado con El Quijote en tierras manchegas, porque debido a las obras y al mal estado del firme, avanzo a la misma velocidad que en su día lo hizo Rocinante por estos pagos, lo que me permite observar detenidamente los universales molinos de viento sin bajarme del coche. Llego a mi primer destino cinco horas después de iniciar el viaje, cuando la previsión era de dos horas y media, según el itinerario marcado por una conocida y fiable web. Día 2. Madrugón para enlazar con la N IV, que a las 6,30 horas de la mañana presenta un lento y denso tráfico. El motivo, que unos kilómetros más al sur un automóvil pierde en la autovía tres colchones mal atados a la baca. Más adelante, nuevo atasco por el accidente de dos coches; más adelante, nuevo atasco por obras en la autovía; más adelante, nuevo atasco porque un camión decide adelantar a otros dos colegas y tarda más de diez minutos en la maniobra; más adelante, nuevo atasco porque esta vez el que se decide a adelantar es un magrebí que conduce un antediluviano coche cuyos bultos sobresalen tres metros por encima de la capota, además de viajar en el interior varias generaciones de la familia; más adelante, nuevo atasco porque a la Guardia Civil le da por hacer un control y corta un carril; más adelante, nuevo atasco por otro accidente provocado por un dominguero, que se han especializado por adelantar por la derecha en plena autovía (¿irán a la misma autoescuela que Farruquito?) Veo una señal que indica una estación de servicio, a la que llego después de recorrer casi tres kilómetros, atravesar un pueblo y desviarme completamente de mi ruta. Juro que no vuelvo a entrar en una gasolinera que no vea colindante a la autovía y de paso me acuerdo de los primogenitores del que puso el susodicho cartel. Para colmo, y como casi todas las gasolineras de este país en las Operaciones Salida, me encuentro con unas instalaciones con más peligro de contaminación que Chernobyl. Me incorporo a la autovía y la DGT me vuelve a poner en comunicación con los muertos al recordarme el número de fallecidos hace justo un año. Las señales del límite de velocidad me indican que no puedo sobrepasar los 120 km/h. Qué más quisiera, si la circulación es tan densa que apenas superamos los 100 km/h en plena autovía. En Despeñaperros, la velocidad se reduce a 50 km/h. Nuevos atascos porque han vol- Nº 112 Septiembre 2005 Alberto Cagigas acagigas@castillayleoneconomica.es cado dos camiones, uno con ladrillos y otro con botellas de cerveza, por lo que un carril está inutilizado ¿Existe en la UE de los Quince algún tramo de autovía donde no puedas superar los 50 km/h? Al menos, disfruto del paisaje del mar de olivos y empiezo a entender por qué las tropas napoleónicas fueron derrotadas por primera vez en la cercana Bailén. Llego a mi destino casi tres horas después de lo previsto, sin contar el tiempo de la pernoctación. Por deformación profesional, nada más llegar al hotel echo un vistazo a la Prensa, que recoge la noticia de que más de 24 millones de turistas extranjeros visitaron España durante el primer semestre de 2005, un 5,7% más que en el mismo período del año anterior. Si tenemos en cuenta que un porcentaje lo hace por carretera, la verdad es que les admiro y mucho, a la vez que me sorprende que seamos la segunda potencia turística del mundo. Exhausto, cojo las llaves de la habitación con la promesa de que en 2006 dedicaré mis vacaciones a recorrer andando el Camino de Santiago, seguro que tardo menos y llego más descansado. 3

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