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Página 3 del número 109, de junio de 2005

OPINIÓN Director Alberto Cagigas Directora Comercial Luisa Alcalde Departamento Comercial Juana Daldea Víctor García Diseño Gráfico Marta Higuera Corresponsales Ávila Antonio Mayoral Burgos César Presto León Nuria González Palencia Alberto Abascal Salamanca Elena Cordero Segovia Fernando Aranguren Soria Saturio Ugarte Zamora Óscar Alonso Motor Santiago Garnica Fotografía Ana Rodríguez de la Vega Consejo Editorial Roberto Escudero, Francisco Ledesma, José Andrés Lorenzo, Juan Carlos de Margarida, Victoriano Martín, Olga Ogando, José del Ojo, José Ramón Perán, Carlos Sánchez-Reyes, Antonio de Santiago, José Miguel Useros Edita EDICIONES LA MESETA S.L. 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Ahora que la Junta de Castilla y León quiere inculcar el espíritu empresarial entre los más jóvenes, pensé que no sería mala idea utilizar la imagen del susodicho hombre de negocios para ganar adeptos a la causa y aumentar el número de emprendedores -donde no andamos sobrados, porque la tasa de crecimiento del número de empresas en nuestra región es del 1,5% en el período 1999-04, frente al 3,2% de la media española-. Como a los ciudadanos nos gustan las campañas impactantes, tipo las de la Dirección General de Tráfico, pues nada mejor que reflejar la figura de un joven empresario triunfador que cumple a rajatabla la jornada laboral y dispone del resto del día para disfrutar de la dolce vita. No es por desilusionar a los potenciales empresarios, quienes tal vez hayan leído la citada entrevista y piensen que con 40 horas a la semana serán capaces de montar un imperio económico, pero si hay un denominador común en la gestión de la mayoría de los empresarios que han pasado por estas páginas a lo largo de nueve años es la palabra trabajo. Desconozco cómo la Administración regional intentará inculcar el espíritu empresarial entre nuestros jóvenes; si los expertos les hablarán de planes de viabilidad, planificación de los negocios, financiación, buenas ideas, sectores emergentes, estudios de mercado o simplemente les lanzarán loas sobre la figura del emprendedor; pero, desde luego, lo que no tienen que omitir es el concepto de esfuerzo. Para quienes estén pensando en montar un negocio, les mostraré algunos ejemplos de cómo se sacan las empresas adelante, porque lo difícil no es iniciar una actividad económica, sino mantenerla en el tiempo y verla crecer. Cuando le pregunté hace años al presidente del Grupo Siro, Juan Manuel González Serna, cómo fue capaz de fundar su compañía partiendo casi de la nada, me contestó que trabajando más de 16 horas diarias para reflotar las filiales en crisis que compraba a las multinacionales. Debido a la presión, muchas veces dormía mal y le daban ganas de llamar al director del banco que le apoyó en sus primeras operaciones para contarle sus inquietudes financieras y de paso descargar tensiones. Así, el que dejaba de dormir era el banquero y no el empresario. En otra ocasión, a Antonio Pérez, propietario junto a su familia del Grupo Helios y en aquellas fechas presidente de Empresa Familiar de Castilla y León, le pedí un consejo para los empresarios de la región y, sin pensárselo dos veces, me dijo: ?trabajo, trabajo y trabajo?. También hace años fui testigo de cómo un empresario de la industria auxiliar de la automoción, y esta vez no diré su nombre porque le gusta la discreción, pidió a su secretaria que le llevara un sandwich para el almuerzo. Tenía que negociar con los alemanes las condiciones de un con- Nº 109 Junio 2005 Alberto Cagigas acagigas@castillayleoneconomica.es trato y no le daba tiempo -?como me pasa muchas veces?, me explicó- ni de tomarse un respiro de una hora para poder comer. Otro caso: a sus 78 años, Tomás Pascual, presidente del Grupo Leche Pascual, aún trabaja entre 12 y 14 horas diarias y su jornada laboral incluye comidas y cenas de trabajo. Y para no cansarles, recuerdo una entrevista en un periódico salmón a Pedro Ballvé, presidente de Campofrío, donde afirmaba que tras la compra de Telepizza había perdido calidad de vida porque su tiempo libre se había reducido a la mínima expresión. ¿Se acuerdan de aquel asuntillo en el Paraíso con la manzana y que desde entonces nos tenemos que ganar el pan de aquella manera? No sé si Adán, Eva o la serpiente exudan mucho, lo que sí tengo comprobado es que para mantener un negocio hay que sudar la gota gorda. Claro, que si eres de los que son capaces de desarrollar una compañía con sólo ocho horas de trabajo, entonces eres mucho más que un empresario, te conviertes en un galáctico de los negocios. 3

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