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Página 3 del número 104, de enero de 2004

pg.3 15/12/04 12:47 Página 1 OPINIÓN Director Alberto Cagigas Directora Comercial Luisa Alcalde Departamento Comercial Juana Daldea Víctor García Diseño Gráfico Marta Higuera Corresponsales Ávila Antonio Mayoral Burgos César Presto León Nuria González Palencia Alberto Abascal Salamanca Elena Cordero Segovia Fernando Aranguren Soria Saturio Ugarte Zamora Óscar Alonso Motor Santiago Garnica Fotografía Ana Rodríguez de la Vega Consejo Editorial Roberto Escudero, Francisco Ledesma, José Andrés Lorenzo, Juan Carlos de Margarida, Victoriano Martín, Olga Ogando, José del Ojo, José Ramón Perán, Carlos Sánchez-Reyes, Antonio de Santiago, José Miguel Useros Edita EDICIONES LA MESETA S.L. C/ Miguel de Unamuno, 96 47008 Valladolid Telf: 983 01 81 81 Fax: 983 01 81 82 Correo electrónico redaccion@castillayleoneconomica.es Suscripciones Telf: 983 01 81 81 Web www.castillayleoneconomica.es Imprime Gráficas Calima Depósito Legal VA-247-1996 ISSN 1136-3096 Cuento de Navidad ¿ Recuerdan el relato de Charles Dickens titulado Cuento de Navidad , donde a un rico avaro se le aparecen en una noche tres espíritus que representan el pasado, el presente y el futuro? El tacaño personaje se convierte en una persona generosa al ver las consecuencias provocadas por su miseria moral. Deja de pensar sólo en sí mismo y de obsesionarse con acumular más riqueza para comportarse de forma altruista con sus vecinos. No sé si es por el exceso de turrón y de espumoso en estas fechas, pero esta narración de Dickens -que reflejó como nadie las duras condiciones de las clases más humildes, especialmente de los niños, en las postrimerías del siglo XIX- me recuerda al intento de algunas empresas por ejecutar una gestión eficaz desde el punto de vista social, tal vez porque han visto cómo se las gastan los espectros en otros países. Aún es reciente la oleada de escándalos financieros y empresariales que sacudió la potente economía norteamericana, con casos como los de Enron, cuyos gestores están acusados de haber eliminado de su balance inversiones dudosas con la complicidad de los auditores, o de Worldcom, cuyo presidente aprovechó su privilegiado cargo para conseguir de su compañía préstamos multimillonarios para comprarse, entre otros caprichos, el rancho más grande de Canadá. Ante esos sucesos que provocaron una crisis de credibilidad empresarial capaz de minar los cimientos del siste- ma del libre mercado, los gobiernos y las compañías empezaron a diseñar medidas para recuperar la ética en la gestión y evitar la ruina de miles de trabajadores y de pequeños accionistas. En España, tenemos el Informe Olivencia con su Código de Buen Gobierno y la Comisión Aldama para garantizar la transparencia de los mercados y de las empresas. Aunque la Responsabilidad Social Corporativa se ha empezado a aplicar en las compañías cuyas acciones cotizan en Bolsa para ganarse la confianza de los inversores, poco a poco esta filosofía está llegando a las pequeñas y medianas empresas, como ya ha ocurrido en algún caso en nuestra propia comunidad autónoma. Mientras que las sociedades cotizadas están obligadas a aplicar esos criterios, en las pymes es un acto voluntario. Como un negocio no es una ONG, cabría preguntarse si merece la pena hacer un esfuerzo para desarrollar la Responsabilidad Social Corporativa. O dicho de otra manera, ¿se puede ser más competitivo y al mismo tiempo mantener un comportamiento ético que tenga en cuenta no sólo las plusvalías sino también consideraciones sociales y medioambientales? Pues la respuesta es sí. Según los expertos, las empresas que presentan una Memoria de Sostenibilidad, tanto compañías cotizadas como pymes, poseen varias ventajas, como la mejora de la competitividad, la continuidad al diseñar estrategias a largo plazo (nada que ver con Nº 104 Enero 2005 Alberto Cagigas acagigas@castillayleoneconomica.es la cultura del pelotazo y de la especulación), el aumento de su credibilidad y confianza entre los consumidores, una mayor motivación de los empleados y el acceso más fácil a la financiación externa. Para el ejecutivo que piense que una empresa es mucho más que un balance al final del ejercicio, la Responsabilidad Social Corporativa puede ayudarle a buscar el equilibrio entre la lógica obtención de plusvalías y la aportación de beneficios sociales al entorno donde se desenvuelve. Algunos empresarios ya han empezado a aplicar este modelo sin esperar a ser visitados por los espectros de Dickens. 3

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